Por Eduardo Moane – Director ejecutivo en Cambridge International Consulting
Todo lo que hacemos los seres humanos día a día tiene que ver con uno de los desarrollos más importantes que tuvo la especie humana sobre la tierra: el proceso de comunicación. Desde que los primeros homínidos empezaron a desarrollar el lenguaje no verbal, hasta llegar al maravilloso nivel que hemos alcanzado con el lenguaje verbal, este proceso ha sido, sin ninguna duda, la clave del desarrollo de todas las actividades humanas.
Lo que Sebastiá Serrano, lingüista y escritor español, denomina “…el secreto de los secretos, el Big Bang de grandes universos que han transformado la manera de vivir de los humanos, universos, mitos, religiones, arte, literatura, música, ciencia y todas las nuevas tecnologías”.
Con cargo a escribir más sobre cómo, a pesar de su importancia en nuestras vidas, la mayor parte de seres humanos somos muy malos comunicándonos, y de allí la gran cantidad de conflictos que se generan en las empresas, entre socios, colaboradores, con los trabajadores, con clientes y proveedores; pero en especial, en las relaciones más importantes de nuestras vidas, como lo son nuestras parejas y nuestros hij@s; hoy me quiero detener en ese aspecto mágico de la comunicación que tiene que ver con el lenguaje no verbal, área en la que debemos reconocer las mujeres tienen una maestría, ya que ven cosas que a los hombres ni se nos ocurre que están sucediendo.
Este es el párrafo de Sebastiá Serrano que me sedujo: “De manera que los signos no verbales han acabado por ser el cojín ideal que acompaña casi siempre a la presencia de los elementos verbales. Por esa razón, un leve arqueamiento de cejas, un imperceptible cabeceo, la inflexión de una voz, un ritmo respiratorio excesivamente profundo o superficial, una micro expresión facial, un tímido contacto físico con otra persona, un sutil movimiento de labios, una dilatación de las pupilas, un toquecito de rubor en las mejillas, un beso, una sonrisa o un suspiro ofrecen el plus de información necesaria para acabar de convertir en exitoso el acto comunicativo”.
Los dejo hasta otro momento, espero que los haya motivado a que cuando se comuniquen con otra persona, la miren con ojos de ver y con ganas de entender.
Eduardo Moane
Director Ejecutivo en Cambridge International Consulting. Abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, y Master en Transacciones Internacionales en la Southern Methodist University.