Seguridad y Prevención: Paradigmas de Intervención

2574

Por Jesús Ingar (Perú), Jefe de Marketing y Programas abiertos al público de la Escuela de Coaching y Desarrollo Organizacional Jamming.

En los dos últimos años el incremento de las regulaciones, auditorias y controles en el país manifiestan una preocupación e interés cada vez más marcado por la seguridad y la salud ocupacional en las organizaciones. Según el MTPE, al término del 2012 el 42,8%  de la PEA del país se relacionaba directa o indirectamente con actividades que conllevan factores de alto riesgo. En este contexto la tasa de accidentes es aún muy alta, con un total de 15,488 accidentes reportados en un año, de los cuales el 43,98% son accidentes incapacitantes, es decir en un año aproximadamente 6,895 personas requieren de atención médica; además de ello, 189 personas fallecen en accidentes laborales.

Sin embargo, cuando hablamos de reforzar la seguridad ¿de qué hablamos?. Los accidentes son consecuencia de un conjunto de variables que interactúan entre sí de forma sistémica. Sólo analizando y entendiendo cada una de las partes del sistema seremos capaces de intervenir de forma adecuada en la prevención de riesgos. Podemos agrupar las principales variables en cinco categorías:

  1. Los objetivos y las políticas de la organización, que se basan en la intención estratégica del directorio y/o el equipo  gerencial, los cuales determinan y priorizan las decisiones y acciones asumidas en la organización.
     
  2. La organización y la calidad técnica que involucra la revisión y mejora del sistema de trabajo, tareas y roles, la infraestructura, maquinarias y equipos de protección, así como las políticas de personal y de seguridad, entre otras; son las que permiten que la operación sea o no segura.
     
  3. El clima y la cultura de la organización en seguridad, gestionada o no, influye en la actitud, percepción y predisposición de las personas por la prevención. Están determinadas por el interés de la empresa en la seguridad, su estructura, la formación e información en seguridad,  etc.
     
  4. Fisiológico y cognitivo. Éstas variables están marcadas por la capacidad física y mental de la persona para trabajar, es decir ¿la persona está preparada físicamente? ¿tiene una capacidad cognitiva lo suficientemente desarrollada para entender sus labores? Por lo general este espacio está relacionado con los chequeos médicos regulares y preventivos.
     
  5. Mundo interior de las personas. Esta categoría es la más compleja debido a la imposibilidad de entender por completo el conjunto de variables que afectan la conducta humana. Sin embargo, podemos establecer cinco relaciones principales: a) la auto-estima y la valoración de la persona sobre su vida; b) los objetivos y valores de la persona que están asociados a la motivación y priorización de sus decisiones; c) la percepción y creencias que se tienen sobre seguridad que establecen una sobre o sub estimación de lo que es el riesgo; d) el contexto personal del individuo, es decir su situación económica, emocional, espiritual que influyen en la atención y enfoque sobre las actividades que realiza la persona; e) y por último, sus estilos de pensamiento o preferencias personales que son un filtro de cómo las personas entienden, aprenden, interpretan y se desenvuelven de forma natural y/o adaptada.

En la actualidad vemos cómo las regulaciones y los programas de prevención en las organizaciones se enfocan en desarrollar las categorías de organización y calidad técnica, fisiológico y cognitivo a través del desarrollo y sistematización de los procesos, el mejoramiento, la calidad, la prevención médica y los perfiles ocupaciones, entre otros. Por otro lado, algunas organizaciones refuerzan estos esfuerzos en procesos conductuales  como el modelo ACC (Antecedente – Conducta – Consecuente) intentando impactar en el mundo interior de las personas.

Sin embargo, no es suficiente. Sí, se está avanzando y buscando la mejora continua de las condiciones laborales en seguridad y salud. Sin embargo, si no modificamos el paradigma de intervención técnico no se considerarán todas las variables y estaremos aún dando pasos a medias. Se necesita apertura para sensibilizar a los gerentes desde una perspectiva de responsabilidad socioambiental, reconociendo la seguridad como parte principal de la estrategia. Reconocer el rol de los líderes como pieza clave de una cultura de seguridad y entender con más cercanía el mundo interior de los colaboradores para adaptar los programas de intervención, entender sus percepciones y creencias como la base de una mejora sustancial en su accionar. Sólo así se podrá lograr que cada persona se involucre e identifique que es responsable por su seguridad y por la de su organización, cuidando su vida, la de sus compañeros  y también los activos de la empresa.

 

Comentarios