La adicción al trabajo hace peligrar la pausa para el almuerzo

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La adicción al trabajo arrastra cambios en la rutina diaria en las empresas. Por ejemplo, en muchas empresas empieza a ponerse en peligro tomarse una pausa para almorzar. El desayuno está considerado como una de las comidas más importantes del día y la cena es, con frecuencia, el momento para comer que más disfrutamos. Por eso, para muchos empleados la hora de la comida empieza a no ser primordial y, o bien, comen una ensalada delante del ordenador o, bien, optan por no comer nada.

BBC Mundo asegura, por otro lado, que en muchos países de América Latina todavía se respeta esta pausa, pero, cada vez más, esta modalidad está siendo reemplazada por la de comer mientras se sigue trabajando.
 
Las nuevas tecnologías también han cambiado nuestra pausa para comer. Si no tenemos a ningún compañero cerca, lo más normal es que comamos mientras miramos el Facebook, leamos algún diario digital…
 
Por ello, las empresas deben empezar a darle la importancia que se merece esa pausa para el almuerzo y deben convertirlo en obligación. Quizá sea más conveniente darle a los trabajadores un incentivo para hacer un alto, como se hace en algunos países, donde los empleados reciben un premio si van al gimnasio con regularidad.
 
Uno de las principales argumentos a favor del almuerzo es que sirve para desacelerarnos y poner las cosas en perspectiva. Si nos enfrascamos en el trabajo y no salimos a tomar aire, vamos a tener más dificultad para pensar estratégicamente o para poner nuestras tareas diarias en contexto.

 
 

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