En términos simples, un equipo de trabajo es aquel que está conformado por un grupo de personas que laboran juntas para alcanzar una meta. Y aunque siempre está integrado por colaboradores con diferentes formas de pensar y actuar, se debe buscar un punto en común con el fin de que éste se encuentre orientado a lograr el éxito.
Pero ¿qué pasa cuando alguien llega a integrar el grupo y las cosas no resultan como esperábamos? Acaso no nos preguntamos ¿por qué no encaja como el resto de nosotros?, echándole la responsabilidad al nuevo integrante.
Lo que sucede aquí, explica Debbie Madden, cofundadora y CEO de Stride Consulting, es claro:la culpa es del equipo y no de él.
Entonces, ¿cómo construir un gran equipo de trabajo? A continuación detallamos los periodos inevitables por los que pasará un grupo para terminar realmente consolidado:
1. Formación
Madden explica que esta es la fase de la luna de miel porque todos los miembros se están conociendo y muestran su mejor comportamiento, dispuestos a escucharse unos a otros.
Es común ver que las personas que conforman un equipo a menudo creen que confían en sus compañeros de trabajo y a la vez están seguros que sus compañeros confían en ellos. En esta fase, comenta la especialista, se ha producido el pico de confianza prematura.
“En realidad, lo que tienes con un compañero de trabajo en esta etapa es respeto, no confianza. Los respetas lo suficiente para escuchar y compartir tus pensamientos”, dice.
2. Asalto
En esta etapa, los integrantes del equipo empiezan a mostrarse tal y como son: con estilos de trabajo, creencias y valores distintos. Es aquí donde mira a su compañero y piensa que podía confiar en él, pero ahora no es así. “La clave para crear una confianza duradera es reconocer que todavía no se ha creado una confianza. Lo que pensabas que tenías era humo y espejos”, menciona Madden.
Por ello, recomienda buscar un encuentro con esa persona para conocer su estilo de comunicación, cómo le gusta trabajar en el grupo o cómo prefiere recibir comentarios u observaciones. Sólo de esa manera, hablando explícitamente sobre lo que está sucediendo, conseguirá saber de la persona y ganarse su confianza.
3. Normalización
Si ha llegado a esta fase, usted estableció una relación de trabajo saludable. Y a pesar que se ha ganado la confianza mutua con otras personas, aprendiendo a resolver sus diferencias, no quiere decir que pueda presentarse algún inconveniente.
Si eso sucede, aborde la situación de manera directa programando reuniones fuera de las actividades diarias. Incluso puede pedirle a su compañero de trabajo que lo ayude a entender su forma de ver las cosas.
4. Realización
Es el lugar a que todo equipo de trabajo aspira llegar. En esta fase, puede llegar a predecir y anticipar las acciones y reacciones de sus compañeros.
“No es la perfección; más bien, es cuando el trabajo arduo se traduce en el logro de la meta de su equipo”, señala Madden.
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