El mercado laboral peruano, fue uno de los más afectados en la región a causa de la pandemia. Pese a ello, ha sido uno de los que más rápido se ha recuperado. Sin embargo, muchos trabajadores no han logrado incorporarse a un empleo con buenas condiciones. Sino que lo han hecho en puestos precarios y de menor calidad.
Caída y recuperación del empleo:
En los primeros tres meses del 2020, donde la producción nacional presentó una caída interanual de 30 %, el empleo se redujo en 35 % respecto al año anterior. Esto significó una pérdida de unos 6 millones de empleos en el país.
Ya en el segundo trimestre del año anterior, y comparando con los otros países de la región, el mercado laboral peruano sufrió un golpe más duro. Esto se debió a que las restricciones, para evitar la propagación del Covid-19, fueron mayores. Con esto, más de 5 millones de personas salieron del mercado laboral.
Este escenario se fue revirtiendo poco a poco con el levantamiento de la cuarentena, medidas más flexibles y la reactivación económica. Pero la recuperación no fue equitativa. Mientras los sectores construcción, agropecuario y comercio, mostraban niveles por encima de lo registrado antes de la pandemia; el sector servicios, minería y manufactura, aún siguen por debajo de los niveles prepandemia.
Mayor precariedad laboral:
Luego del segundo trimestre del 2020, ha iniciado la reinserción laboral. No obstante, predominan empleos de menor calidad, con un nivel más bajo en las remuneraciones. Incrementando el número de trabajadores subempleados en cerca de un millón de personas.
Es así que en las zonas urbanas se ha visto un aumento de trabajadores independientes para el primer trimestre del 2021 (De 33 % a 36 %). Esta categoría ocupacional se caracteriza por la informalidad y sueldos menores. Además, los trabajadores en esta categoría, generan ingresos laborales que representan apenas el 30 % de las remuneraciones de los trabajadores bajo la categoría de empleados.
En cuanto a las zonas rurales, se ha visto una mayor concentración de puestos de trabajo en la categoría ocupacional de trabajadores familiares no remunerados. Según datos del INEI, en el último año móvil que finaliza en el primer trimestre del 2021, se crearon 229 mil empleos adicionales en este grupo de trabajadores comparado con los niveles prepandemia.
Es importante mencionar que en los sectores donde se ha recuperado más rápido el empleo, se ha registrado un aumento de los niveles de informalidad. Esto evidencia una menor calidad en los puestos de trabajo.
Efectos sobre la pobreza:
Durante el 2020, las condiciones de vida en los hogares peruanos se vieron afectados por el deterioro en la calidad de los empleos. Al percibir salarios menores, y en los que se trabaja mayor cantidad de horas, la dinámica de los ingresos y gastos de las familias a nivel nacional, los ha llevado a una situación de pobreza y mayor vulnerabilidad económica.
Según datos de la ENAHO, aquellas regiones en donde se redujo más el porcentaje de la población adecuadamente empleada, la pobreza monetaria se incrementó en mayor magnitud, y viceversa.
En Lima Metropolitana, Pasco y Cusco, donde las tasas de empleo adecuado cayeron cerca de 22 p.p., se vio a su vez un incremento de 12 p.p. en el porcentaje de la población en situación de pobreza.
Respuestas de política:
El gobierno ha venido desplegando una serie de programas e iniciativas para hacer frente a la mayor precariedad del mercado laboral y el aumento en los niveles de pobreza. A la fecha, se han implementado cerca de 21 programas de apoyo al empleo. Lo que nos coloca como uno de los países que mayor número de instrumentos ha ejecutado para contrarrestar los efectos de la pandemia sobre el mercado laboral en la región.
Si bien los esfuerzos van en la dirección correcta, es necesario que se consideren aspectos estructurales que vienen distorsionando el entorno para la generación de empleos formales. Tales como la elevada complejidad normativa, la multiplicidad de regímenes tributarios y los altos costos de cotización a los programas de seguridad social.
La generación de empleos de calidad, las buenas condiciones laborales y los salarios adecuados, están directamente relacionados con impulsar la inversión privada en el país.
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