Por Fernando Trías de Bes (España) – Departamento de Dirección de Marketing de ESADE
En los últimos meses he tenido la oportunidad de reunirme con equipos directivos de diferentes sectores a los que se había encomendado acelerar la innovación en sus empresas. A primera vista parecía una cuestión técnica o metodológica, implantar una efectiva gestión de la innovación. Pero en casi todos los casos, descubrieron algo distinto: si querían innovación debían gestionar el miedo. Siendo la cultura empresarial la principal barrera a la innovación empresarial.
Del miedo se habla poco porque es un tema tabú. Reconocer que uno siente miedo equivale a poner de manifiesto dos carencias vergonzantes para sus superiores. Una, que no confía en sus jefes o en sus posibles reacciones. Dos, una carencia de reglas de juego claras, explícitas, justas, compartidas y respetadas. Sin reglas de juego es imposible la asunción de riesgos ni la iniciativa individual.
Parece increíble que los mandos no sean conscientes del miedo que a menudo reina en sus organizaciones. Confunden miedo y respeto. Se creen respetados pero en realidad son temidos, no se confía en ellos. Ese miedo es aparentemente rentable, es un instrumento de control y poder sobre los inferiores, pero es un poder sólo ejecutivo, no directivo. Es decir, favorece que la gente ejecute lo ordenado pero no que innoven. Sirve para que hagan pero no para que piensen y, menos todavía, que arriesguen.
Gestionar el miedo, es decir, erradicarlo o minimizarlo, pasa por dos tareas:
Reconocimiento explícito de la presencia del miedo en la empresa. Es difícil pero esto debe aflorar y alguien ha de hacer llegar a la dirección que el estilo de liderazgo está basado en el temor y no en la confianza.
Mucha comunicación. Porque la primera reacción va a ser la negación. Quien transmite miedo es porque siente miedo. El cambio cultural obligará a una modificación del estilo de liderazgo y el directivo va a tener que trabajarse, reciclarse, gestionar sus propios miedos.
Será necesario un sistema alternativo de gestión y dirección. Ninguna organización está exenta de una determinada cultura empresarial. Deberán buscarse otros valores: la confianza, el reconocimiento, la ilusión. Valores positivos, valores que impulsen hacia nuevos proyectos y no hacia la anulación del individuo.