El arte es uno de los mayores referentes de convivencia, y cómo ser un buen ejecutivo si no se puede convivir con los colaboradores. Todo gran ejecutivo debe tener algo de artista, ya que en este mundo de habilidades blandas, las actividades artísticas no pueden pasarse por alto.
El arte impone cultura y respeto, algo que buscan también las grandes empresas, por eso, la unión arte-empresa adquiere un valor fundamental. Cada manifestación artística se puede encontrar un ejemplo de convivencia. Desde lo más explícito, como una banda de músicos o un colectivo danzante, hasta la pintura y la literatura, con la abstracción que se hace hacia sus personajes o público.
Cuando el arte y la creatividad se impregnan en el ADN de una empresa y sus trabajadores, los resultados pueden ser sorprendentes. Es cambiar ese chip de solo cumplir un horario laboral rígido, mecánico y recibir un salario, sino proponer y abrir espacios para que a través de propuestas creativas y artísticas, el trabajo pueda ser mejor.
Aunque parezca raro, los bancos son los principales inversionistas culturales. Por ejemplo, Deutsche Bank cuenta con una de las colecciones de artes más grandes e influyentes en el mundo, BMW se unió con el laboratorio creativo del Museo Guggenheim, Unilever en la galería Tate. Ejemplos claros de cómo a través del arte y la creatividad, se puede obtener un desarrollo empresarial.
Lamentablemente en un país tan conservador como el nuestro, el arte no se encuentra tan alto en la escala de prioridades comunes. «El Perú vive una transición hacia ello, pero es lenta. Hace 15 años era de locos ser cocinero, hoy esta profesión va ganando valor», señaló Elohim Monard, presidente del CADE Universitario 2018.