¿Cómo podemos motivarnos ante un trabajo que no nos gusta?

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Enfermedades del sistema digestivo, dermatológicas y del sistema muscular son las más propicias a aparecer en casos de desmotivación laboral.

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A pesar tengamos un trabajo el cual no se desearía realizar, todos podemos ser muy buenos desempeñando la mayor parte de los empleos que elegimos, si se pone en ellos intención, dirección, ilusión y corazón en realizarlo. Así lo asegura la doctora Marisa Navarro, autora del libro “La medicina emocional”, que afirma que la clave para ser felices en el ámbito laboral, no reside en el trabajo que realizamos, sino en la actitud que se mantenga al respecto.

Para muchas personas un empleo con el que no se sienten felices se convierte en motor de generación de emociones negativas. En este sentido, “un estado emocional negativo producido por el ámbito laboral, teniendo en cuenta la cantidad de horas y días que pasamos en el trabajo, puede ser un potenciador de enfermedades psicosomáticas o de otra índole”, explica la doctora.

Por ello, las dolencias que más se producen en personas que desarrollan estados de negatividad suelen ser las mismas que se derivan de situaciones de estrés, como las relacionadas con el sistema digestivo. “También son comunes, en las personas que en su trabajo están totalmente desmotivadas y tristes, las dolencias relacionadas con el sistema muscular, migrañas y cefaleas tensionales, así como problemas dermatológicos” asegura Navarro.

Muchas veces, estas dolencias son una señal de alarma que nos avisa de la necesidad de un cambio, pero la doctora explica que “no siempre es de empleo, sino de nuestros pensamientos y actitudes ante él”. Por este motivo, ofrece los siguientes consejos para encontrar la motivación cuando la labor que realizamos no nos gusta.

Tratar de esforzarse
Cuando nos esforzamos lo normal es que obtengamos buenos resultados. Esto será un impulso para seguir haciéndolo bien, pues el reconocimiento es motivador. Desarrollar lo mejor posible un trabajo, y más aún si no es de nuestro agrado, nos hace creer y darnos cuenta de que eres capaz de muchas cosas. Entre ellas, la de manejar situaciones que pueden ser difíciles y comprometidas.

Centrarnos en la compensación y el beneficio
De esa manera podremos contrarrestar pensamientos negativos. Siempre podemos motivarnos realizando cualquier trabajo, pues cabe pensar que es una elección propia que estamos realizando porque obtenemos una compensación que puede ser económica, de horarios, de situación geográfica, de aprendizaje o de satisfacción personal.

Tratar de generar un ambiente agradable
Es necesario desarrollar las relaciones con las personas con quién trabajas. Si las potenciamos nos sentiremos mucho más felices en nuestro entorno laboral. Pasamos una gran parte del día en nuestro trabajo, por lo que es muy importante que nos rodeemos de un ambiente lo más agradable posible.

No centrar la vida sólo en el empleo
Se debe procurar enriquecer los espacios del ámbito personal, ya que nuestra vida no debe centrarse únicamente en el entorno laboral. Hay muchos otros aspectos enriquecedores que pueden hacernos felices.

Pensar en “hacer lo que tengo que hacer”
El trabajo es un compromiso, y una vez adquirido, lo que mejor nos va a hacer sentir bien es «hacer lo que tengo que hacer» más allá de lo que “me apetece” en un determinado momento. Esto requiere esfuerzo y disciplina, pero a largo plazo tendrá su recompensa, te hará crecer como persona y te hará sentir mucho mejor y más sano.

Alejarse de compañeros tóxicos
Una persona tóxica puede crear a su alrededor un ambiente tóxico para los que le rodean, sea en el ámbito laboral o en cualquier otro. Un buen directivo debe identificar a los empleados tóxicos de una empresa, que los hay de muchos tipos, y tratar de separarlos del grupo de trabajo, dándoles tareas individuales en las que se relacionen menos con el grupo.

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