La mujer y la lucha por una empresa 50 – 50

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Por Giancarlo Ameghino (Perú), Gerente de Gestión y Desarrollo Humano del GRUPO CROSLAND

Las mujeres afianzan cada vez más su protagonismo profesional, social y ciudadano. Crear, implementar y revisar las políticas de igualdad de género en las empresas es parte de una gestión de talento inteligente y justa. Si bien, en distintos ámbitos, las oportunidades para la mujer vienen creciendo, aún existen brechas profundas y recurrentes.

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Este año, en el Día Internacional de la Mujer, la ONU reflexionará en torno a medidas que los países deben adoptar para hacer realidad la campaña “Por un Planeta 50 – 50 en el 2030: Demos el paso para la igualdad de género”.

Más allá de los compromisos que casi 190 países puedan suscribir, cabe preguntarse qué están haciendo las empresas para promover el desarrollo humano y profesional de la mujer. En distintas industrias la participación laboral y directiva de la mujer experimenta un crecimiento. En el Perú, no somos ajenos a ello. Estamos mejorando; incluso en industrias y sectores en los que existen percepciones distorsionadas o se presumiría que la participación de la mujer es poco significativa.

En nuestro grupo empresarial y en las líneas de negocios automotríz y turístico-ferroviario, no sólo creemos que la participación de la mujer es estratégica, por lo que aportan en la gestión, sino porque nos permite tender puentes con nuestros públicos de interés estratégicos. Hoy en día, el perfil de compradores de vehículos ha cambiado: las mujeres tienen a tener una mayor injerencia  en la compra. Las motocicletas son un ejemplo de ello: en el mundo cada vez hay más mujeres que las usan para transporte, diversión, deporte o tareas laborales.

Desde nuestra experiencia, apostar por la igualdad de género ha evidenciado progreso a distinto nivel: desde el directivo hasta el comercial. Considerando las distintas líneas de negocio, el 35% de nuestra población laboral es femenino. Con el tiempo, nuestra gestión de talento busca aprovechar el liderazgo, las competencias y especialmente, la sensibilidad de la mujer para tener un rendimiento empresarial eficiente, que llegue a los objetivos planteados. Hemos avanzado en una igualdad valorativa y cualitativa, que con el tiempo buscaremos que sea más cuantitativa.

Pasa en el mundo y comienza a pasar en el Perú. Hoy más que nunca, para nosotros, todos, mujeres y hombres, en las mismas condiciones, apretamos con más firmeza el acelerador de la igualdad porque creemos que, en una cultura empresarial peruana, la única política diferencial debes ser la de no tener diferencias.

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