Por Simon Dolan (Israel), Catedrático de ESADE (Universitat Ramon Llull) y titular de la cátedra Future of Work Chair. También es creador de la metodología Coaching por valores, que da título a un libro y a un juego.
Los valores son los factores que motivan a las personas. Para la mayoría, son motivadores inconscientes. Sin embargo, en las organizaciones más exitosas, cada persona es consciente de cuáles son sus valores personales y cómo se relacionan con el sistema de valores de la organización (cultura corporativa). En este caso, los valores son motivadores conscientes porque existe una congruencia entre los valores del individuo y los de la organización. La gestión y el coaching por valores proporcionan a los directivos una forma efectiva de lograr una fuente genuina de motivación a lo largo y ancho de la organización. Procediendo así, pueden acometer el proceso de reingeniería de la cultura, con todas las ventajas que ello conlleva.
Los directivos que todavía actúan creyendo que las personas tienen los mismos valores que tenían en el siglo XX ya no son tan efectivos a la hora de motivar al personal. En el mundo, se está produciendo un cambio claro de enfoque en el management. A los directivos se les exige un mayor nivel de desempeño, como consecuencia de las mayores demandas de la sociedad en materia de responsabilidad profesional, calidad y servicio al cliente. Los directivos han de ser capaces de liderar y facilitar el cambio necesario para estar a la altura de estas expectativas. El mundo se ha convertido, además, en un lugar más incierto y complicado. Los directivos han de tener las habilidades necesarias para afrontar unos niveles de complejidad crecientes y continuos, tanto dentro como fuera de la organización.
Así pues, para sobrevivir en el siglo XXI, las empresas han de desarrollar una nueva forma de actuar – una nueva cultura. Los valores de los trabajadores han de alinearse con la visión y la misión de la empresa. En este sentido, el coaching por valores es un concepto integrado, innovador, profundo y sistemático para el entrenamiento individual y también orientado a los cambios organizacionales, que ayuda a alinearlos conforme a unos objetivos específicos (individuales, familiares o relacionados con la organización). Es una filosofía que combina los retos y prioridades personales con los del entorno que nos rodea, dado que los valores son el elemento primordial para tener éxito en la vida de los negocios y en el “negocio de la vida”.
A partir del estudio de los valores (palabra que proviene del latín valere, que significa “valer”) o axiología (palabra que proviene del griego axios, que podría traducirse como “valioso, estimable o digno de honrarse”), proponemos un método para entender la cultura de la organización que consiste en una combinación de los tres ejes que conforman el sistema de valores de una organización y que afectan el comportamiento humano en general. Este método se denomina modelo triaxial de las 3 “E” e incluye:
1) los valores económico-pragmáticos, 2) los valores ético-sociales y 3) los valores emocional-espirituales.
1-El eje económico-pragmático. Desde esta perspectiva, los valores son criterios relacionados con la eficiencia, los estándares de desempeño y la disciplina. Estos valores guían las actividades de planificación, aseguramiento de la calidad y contabilidad. Son necesarios para mantener y unificar diversos subsistemas organizacionales.
2-El eje ético-social. La manera de comportarse de las personas en grupo se guía por los valores éticos que comparten los miembros de un determinado grupo. Estos valores provienen de las convenciones o creencias sobre cómo deberían comportarse las personas en público, en el trabajo y en sus relaciones. Se asocian con valores como la honestidad, la congruencia, el respeto y la lealtad, entre otros. Nuestros verdaderos valores se manifiestan más por nuestros actos que por nuestras palabras.
3-El eje emocional-espiritual. Estos valores son esenciales en la creación de nuevas oportunidades de acción. Son los valores relacionados con una motivación intrínseca, con lo que nos emociona y nos lleva a creer en una causa. El optimismo, la pasión, la energía, la libertad y la felicidad son algunos ejemplos de estos valores. Sin ellos, las personas no llegarían a ser creativas o a comprometerse firmemente. Por tanto, a la hora de diseñar una cultura, es fundamental que las personas puedan hacer lo que saben hacer mejor.
Esencialmente, el coaching por valores es un marco (o un enfoque) flexible para la renovación continua de la cultura corporativa, y es básico para inspirar un compromiso colectivo a favor de la organización y de sus logros. Incluye los sencillos pasos siguientes, que se explican con más detalle en Dolan (2011):