Por Carlos Bardales (Perú), Director Estratégico y de Gestión Humana del Grupo Lucky
Enfrentar el reto de crecimiento en un mercado complejo y altamente competitivo, donde consumidores y clientes no renuncian a obtener aun más valor del ya recibido, exige a los directivos una mirada diferente … hacer lo que siempre hemos hecho, ya no es suficiente.
Es en este contexto en que innovación se ha convertido en uno de los términos más usados; más empresas (tal vez nuestros propios competidores) nos sorprenden conquistando, con modelos de negocio disruptivos, mercados que antes considerábamos tradicionales. En este punto vale la pena hacernos un par de preguntas ¿Cuánto espacio para la innovación hay en nuestro sector y/o empresa? ¿Estamos preparados para convertir ese espacio en crecimiento?
Un buen punto de partida para abordar ambas preguntas es establecer qué es innovación. En su sentido simple y concreto, innovar es crear algo nuevo que genere valor, de hecho estoy seguro que todos tenemos alguna experiencia de innovación en nuestra empresa. Sin embargo, en su sentido más amplio, la innovación debe ser entendida como una disciplina, de manera similar al marketing o la gestión de calidad. La innovación debe ser parte de la estrategia de la empresa, debe tener objetivos claros, apoyarse en procesos sólidos y continuos y por supuesto, las personas son el agente clave para la innovación y ésta requiere del desarrollo de capacidades y hábitos particulares, además de liderazgo.
Regresando a la pregunta inicial, un tema a resaltar es que la disrupción no es el único espacio donde la innovación es capaz de generar valor y crecimiento, existen otros con similar potencial. Me explico apoyado en el siguiente cuadro que muestra la estrategia de innovación basándose en dos ejes de exploración. El primero de ellos definido por la demanda o “donde jugar” y el segundo por la oferta o “cómo ganar”.
La innovación encuentra espacios desde lo conocido “presente” hasta lo desconocido “futuro” tomando 3 formas, siempre con el rol de generar nuevo valor y crecimiento:
- Innovación Incrementalcon foco en la exploración de lo que somos y como lo podemos mejorar.
- Innovación Evolutivacon foco en la exploración del límite de lo que somos y el desarrollo de nuevas oportunidades.
- Innovación Disruptivacon foco en la exploración de lo que no somos y la creación de nuevos productos para nuevos mercado.
Estos tres espacios deben ser tomados individualmente como un posible foco de crecimiento para nuestra empresa y por tanto, una estrategia de innovación correcta, debe llevarnos a disponer recursos para cada uno de ellos.
En paralelo y entrando a la segunda pregunta, un correcto abordaje hacia la innovación requiere del desarrollo de capacidades estratégicas particulares en nuestros equipos, capacidades adaptadas a la naturaleza ambigua de esta nueva disciplina; en resumen, algo que se conoce como “cultura de la innovación”. No es el objetivo de este artículo ahondar en detalles sobre este punto, pero sí compartir con ustedes algunos principios clave de esta cultura:
- La innovación es un trabajo en equipo, no la capacidad exclusiva de algunas personas o “elegidos”. En consecuencia la innovación debe ser trabajo de todos en la organización.
- Ya que hablamos de equipos, la diversidad en los mismos debe ser valorada y promovida. La innovación no debe ser aislada o delegada a “expertos” con la misma experiencia funcional.
- La participación del cliente no se circunscribe a opinar sobre lo creado. El cliente debe tener voz durante todo el proceso de innovación. La co-creación debe ser habitual en el proceso.
- Al innovar, la propia definición del problema es una hipótesis que debe ser probada, más que una verdad estática. La verdad y el conocimiento absolutos son un obstáculo para la innovación.
- Al innovar, se valora más la experimentación sobre varias posibles pequeñas soluciones, que la búsqueda de una única gran solución. Cada alternativa de solución es también una posible innovación.
- El error es parte importante del proceso de innovación y no debe ser penalizado; por el contrario, se debe promover el errar pronto como un mecanismo para aprender. El aprendizaje sobre lo “no sabido” es el valor más importante de la innovación.
- La organización debe ser capaz de entender y aceptar la necesidad de ambigüedad e incertidumbre en el proceso de innovación. La claridad y certeza son sin duda importantes, pero para otro tipo de procesos.
- Es muy difícil medir la innovación a través de indicadores financieros, es necesario medirla en función a los aprendizajes obtenidos y su alineamiento con el propósito y misión de la empresa.
Para muchos la innovación es algo así como un lugar al que se quiere llegar, un espacio del que se espera resultados en muchos casos urgentes; sin embargo, la innovación es un viaje y no un destino (Jay Rao/Fran Chuan. The Discipline & Culture of Innovation. 2013) y en este sentido, no importa el camino que se tome o cuanto dure, lo importante es preparar a nuestra empresa para realizarlo y disfrutarlo.
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Carlos Bardales (Perú), Director Estratégico y de Gestión Humana del Grupo Lucky. Profesional con 15 años de experiencia en Marketing, Gestión Humana y Dirección Estratégica. Certificado en Innovación & Design Thinking por la Universidad de Virginia y con postgrados en las escuelas de negocio de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Universidad de Piura. Director Estratégico y de Gestión Humana del GrupoLucky. Columnista y expositor en temas de Innovación e Intraemprendedurismo.