Como bien sabemos, un «workaholic» es aquel trabajador que se queda en la empresa trabajando mientras todos ya se retiraron, es aquel que va los fines de semana y días festivos. Es decir, es adicto al trabajo.
Sin embargo, hoy en día las empresas preocupadas por la felicidad y motivación a sus colaboradores, consideran que un «workaholic» perjudican el desarrollo de la compañía, porque, a largo plazo, terminan convirtiéndose en personas irritables que generan rechazo en su equipo.
Al respecto, Sandra Corso, Investigadora del área de Gestión Empresarial y Responsabilidad Social de la Universidad del Pacífico declaró para Diario Gestión su visión sobre la motivación laboral y los «workaholics» y aseguró que el equilibrio entre la vida laboral y personal es la clave para forjar colaboradores productivos.
Corso está convencida de que un líder debe saber valorar las habilidades de sus compañeros y continuar con su desarrollo personal a lo largo del tiempo. «El estímulo al personal es bastante importante en la actualidad, sobre todo con la ola millennial, que migra tan fácil de un trabajo a otro»