La clave para alcanzar el progreso reside en aprovechar la potencialidad de los equipos

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Por Walter Brizuela, autor del libro «Claves para progresar en la vida»

Lo más importante que tienen las empresas son sus recursos humanos. Como decía recientemente Ignacio Sánchez Chiappe, director del IEEC, pese al fuerte desarrollo que están experimentando la tecnología y las infraestructuras laborales, hoy los fierros y las estructuras físicas pasaron a ser las partes menos importantes de lo productivo.

“El foco cambió y se rescata el valor del individuo como diferenciador, ya que es el ser humano quien tiene las capacidades para utilizar todos los avances tecnológicos, incluida la inteligencia artificial, con el fin de aportar valor y optimizar los procesos productivos”, analizaba Sánchez Chiappe.

En efecto, son las personas que la componen, las que hacen grande a una empresa. Pero su aporte no debe limitarse a los conocimientos técnicos y a las competencias y habilidades blandas que puedan aportar. La historia laboral que trae cada uno de ellos, tanto a nivel personal como familiar, es un recurso de gran valor diferencial. Y no estoy hablando solo de la experiencia profesional de cada colaborador, sino de un elemento mucho más profundo y esencial: su ADN laboral.

Bajo la premisa que en todo trabajo, profesión y oficio, existe una potencialidad de expansión y progreso, debemos tener en cuenta -y en muchos casos descubrir- un concepto central para poder prosperar trabajando: la existencia de una genealogía laboral familiar, que se transfiere de generación en generación, y que heredamos al igual que el material genético biológico.

Reinterpretando la historia familiar laboral de cada persona, es posible descubrir una genética del trabajo que nos permita ahondar en las propias fortalezas de cada individuo, para poder transferirlas colaborativamente a un equipo, y al sumarla con la de otros colaboradores, poder transitar exitosamente el camino del progreso de los equipos y de la empresa, a través del trabajo.

Es muy importante que cada colaborador pueda reconocer esa historia y aceptarla, para poder determinar a partir de allí las fortalezas laborales que heredó, a fin de potenciarlas y aplicarlas al rol que debe cumplir en las diversas instancias de su vida laboral dentro de una empresa.

Ningún ser viviente puede crecer sin antes reconocer su esencia. Y ninguna empresa puede explotar su máximo potencial desconociendo la genética laboral de sus colaboradores.

Reconociendo la propia esencia, tanto por parte de cada trabajador como por parte de la organización, se podrán encontrar herramientas y claves, que permitirán direccionar esfuerzos hacia el progreso y gestionar exitosamente el desarrollo profesional y empresarial.

En el camino para alcanzar el éxito, hay que encontrar las propias fortalezas, no imitar las fortalezas de los demás. Cada compañía debe descubrir las raíces de sus colaboradores e identificar las propias (que constituyen la sumatoria de las fortalezasa de sus integrantes), apoyarse en ellas y, desde esa seguridad, proyectarse para cumplir sus objetivos y sus sueños.

El éxito y el progreso empiezan en cada colaborador

Los seres humanos heredamos las cualidades laborales de nuestras respectivas familias, pero no necesariamente una misma vocación, por lo que el legado familiar no es una imposición sino una bendición que debemos aprovechar a nuestro favor durante la vida laboral.

Conocer el recorrido de nuestra familia para conocer nuestra genética laboral, es el primer paso, seguido de otros seis que constituyen los 7 principios de la Negociología, que permitirán asegurar las bases del progreso, no solo a las personas, sino también a empresas y organizaciones:

  1. Los sueños se cumplen y es importante poder expresarlo en una frase para fijar un rumbo.
  2. Mirar a los negocios como factor de unión permite ampliar horizontes.
  3. Para el desarrollo de cualquier tipo de empresa, es importante conocer cuál es la procedencia familiar de los colaboradores de cada compañía.
  4. El mundo del trabajo paga por el rol laboral, independientemente de la profesión alcanzada y el sueño que nos inspira. Aquí es importante que podamos aplicar nuestras condiciones y potencialidades genéticas laborales.
  5. Los países son seres vivos en evolución o involución constante, por ello es preciso que comprendamos cuál es el sistema político reinante en el país en el que trabajamos y desarrollamos nuestros negocios.
  6. Encontrar una forma lógica para organizar y sostener una actividad productiva, es vital para que sea sustentable en el tiempo, y lograr el progreso.

Cualquier empresa tiene implícita la posibilidad de superarse, de evolucionar, a través de las potenciales que le aportan sus colaboradores. Lo importante es superar la primera aduana, la más difícil de sobrellevar: nuestras propias barreras.

 

 

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