Existen cualidades básicas que determinan cuán eficiente es el trabajo de una persona, como el entusiasmo, la honestidad o el buen trato hacia los colegas y clientes. Otras características dependerán de las expectativas de cada empresa.
Kety Jáuregui, Profesor en Maestría en Organización y Dirección de Personas de ESAN, señala que un desempeño excelente será aquel que cubra las expectativas del empleador: lo que se hace es tan importante como la manera en la que se realizan las tareas y lo que se logra.
“Antes de decir si un desempeño constante está correlacionado con una labor excelente, tenemos que definir qué entendemos por desempeño. Si lo tomamos como el resultado de la conducta y suponemos que el desempeño deseado es producir más ventas, tendríamos que preguntarnos si el logro fue a través de una conducta ética o no”, explica Jáuregui.
Si es así, el desempeño puede lograr una excelente labor. Debemos entender tanto resultado como conducta. A continuación, te dejamos las cualidades básicas que todo colaborador debe tener:
- El entusiasmo:
Como cualquier emoción positiva en el trabajo, genera un ambiente que favorece la contribución y el dinamismo.
No obstante, se debe evitar una energía desbordada y caer en un activismo desgastante. Los colaboradores deben ser conscientes de que sus actos tienen impactos y que estos afectan a la empresa.
- La honestidad y la comunicación:
Son aspectos valorados en todo tiempo, porque crean relaciones de confianza del colaborador con su empleador y colegas.
Además de generar un adecuado ambiente de trabajo, ayuda a ser más eficiente, pues se evitan comportamientos o mecanismos defensivos o de protección, en el ámbito personal, y de sobrecontrol, en el ámbito organizacional. La confianza facilita la creación compartida de valor.
- La cordialidad:
Permite un ambiente agradable de trabajo que facilita las relaciones laborales. A nivel externo, los colaboradores que saben brindar un trato adecuado a los clientes son la cara de la organización y ayudan a crear una buena imagen.
