Por Claudio Omeldo – Entrenador en Liderazgo y Transformación Personal
Uno de tus amigos te llama desesperadamente porque tiene un grave problema. Entonces, se reúnen en algún lugar y cuando empieza a platicarte la situación que está viviendo, te preguntas: ¿y eso es un gran problema? Inmediatamente te das cuenta de que el asunto es muy pequeño y se está ahogando en un vaso de agua.
Si te ha pasado esto, es porque probablemente tu nivel de liderazgo era mayor que el de tu amigo en ese momento. Pero no te imaginas cuántas veces han pensado lo mismo de tus problemas. Y es que en realidad no hay desafíos chicos o grandes, hay personas minúsculas y mayúsculas, con niveles altos o bajos de liderazgo para resolver determinados conflictos.
Hagamos un ejercicio: Piensa en un problema laboral o personal que te ha quitado la paz últimamente y calíficalo en una escala del 1 al 10, considerando que 1 es diminuto y 10 es un terremoto con tsunami. Si escogiste un problema real y que en verdad te atormenta, entonces tu puntaje no debería ser menor a 7. Ahora imagina que a Jack Ma, fundador de Alibaba y el segundo hombre más rico de China, le pides que califique el mismo problema ¿Qué puntuación crees que le daría? Lo más probable es que suelte una gran carcajada y le ponga un cero.
Superar la adversidad
Recuerdo cuando me sentía abrumado por mis deudas, mi negocio no estaba pasando por un buen momento y había tomado muy malas decisiones. En un momento me di cuenta que había comprometido todo en una empresa que no estaba funcionando. Pedí consejo a mi hermana mayor Gabriela, una empresaria mucho más grande que yo, con un mejor estilo de vida, más experiencia, más empleados y una facturación muchísimo más alta. Cuando escuchó mi problema sonrió y me dijo «si tú supieras el nivel de deudas que he tenido yo, te desmayarías, lo tuyo no es nada, no es complicado solucionarlo». En ese momento me di cuenta que estaba siendo demasiado pequeño.
En una ocasión, una chica que trabajaba en nuestro equipo me contó los conflictos que la abrumaban y le dije “tú eres más grande que eso, por favor tráeme problemas más grandes, unos que sean por lo menos de tu tamaño”. En ese momento entendió que estaba sintiéndose agobiada por cosas muy pequeñas.
En realidad no se trata del tamaño del problema, sino de la capacidad que tiene el líder para superar las adversidades. Y es muy fácil darnos cuenta del nivel de liderazgo de las personas; basta con sólo hablar un momento con ellas acerca de cómo los resuelven. La mayor recompensa la obtienen aquellas personas que son capaces de solucionar problemas más grandes, y un líder que inspira, es alguien que sabe controlarlos y no se derrumba con tropiezos pequeños.
Y tú, ¿cuáles son los problemas que vives actualmente? ¿Qué dicen de ti y tu liderazgo? ¿Quienes trabajan contigo, te ven abrumado (a) o ven que los resuelves con tranquilidad? ¿Estás evitando crecer para no enfrentar problemas más grandes?