Por Angela Fresne, de Entrepreneur
Todos hemos tenido jefes buenos, malos y “equis”. Los peores de todos son los que crean un ambiente de trabajo tóxico. Son aquellos donde la gente se queda sin aliento cuando entra a la sala y no dejan salir a su equipo hasta que él quiere.
Hacen que sus subordinados se “quemen” por trabajar demasiado y no recibir reconocimiento. Por lo general, son los que manejan equipos donde la colaboración es mínima, porque después de todo, ¡el jefe es el que manda!
¿Qué es un jefe tóxico?
Lo único que todos mis jefes tóxicos han tenido en común es su actitud. Eran matones. Conducen a otros implacablemente, sin tener en cuenta al individuo. Dan ciertos resultados a fuerza de maltratar a sus equipos, por lo que son respetados en las empresas por los líderes a pesar de su falta de respeto por los que están debajo de ellos en la jerarquía de poder. Trabajar para ellos era el doble de estresante que trabajar para alguien más.
Suelen ser muy, muy inteligentes y se impacientan con la «lentitud y estupidez» de las personas. Tienden a descargar su frustración e irritación en las personas que los rodean porque a pesar de ser muy listos, carecen de inteligencia emocional. Son ajenos al impacto que tienen para las personas que los rodean.
Una vez tuve un jefe que necesitaba que le recordaran que las personas necesitaban ir al baño cuando hacía juntas de un día completo. Ella no era tóxica, simplemente estaba tan concentrada en su tema que se olvidaba de todo y de todos.
Pero a veces, las actitudes y acciones hostigadoras son completamente intencionales. Una vez me senté en una llamada con un ejecutivo mientras él le explicaba a un compañero de trabajo cómo hablarle a un grupo de colaboradores para obtener su cooperación. “Explícalo y repítelo una y otra vez. No creas que ellos te entienden, trátalos como niños de 3 años con una capacidad de atención corta”.
Me quedé estupefacto al darme cuenta de que era exactamente lo que sentía cuando hablaba con él. Todos los días en el trabajo, me hablaba como si yo fuera un niño berrinchudo no podía ni quería hacer las cosas bien. Hacía que la mayoría de la gente se sintiera así y aparentemente lo estaba haciendo intencionalmente como una herramienta que creía que impulsaba una comunicación efectiva.
Los jefes tóxicos te hacen sentir mal contigo mismo. No tienen problemas para regañar a alguien en público y lo hacen regularmente. Tuve un jefe que gritaba y criticaba sistemáticamente a alguien diferente del equipo cada vez que había una junta. Todos sus empleados sabían que eventualmente sería su turno. Ser regañado en público es un sentimiento horrible que puede equipararse a la exclusión social.
Las personas se sienten excluidas socialmente cuando reciben señales de que están siendo devaluadas por alguien, ya sea un grupo o una sociedad en general. Esto a veces puede, por un lado, alentar a la víctima a tomar medidas para volver a formar parte del grupo, trabajar más duro la próxima vez. Algunos pueden usar esto como una «razón» para devaluar a los miembros del equipo enfrente de todos, pero también pueden crear sentimientos de humillación y vergüenza. Además, desencadena exactamente la misma reacción en el cerebro que el dolor físico. A raíz de emociones tan fuertes y negativas, las víctimas pueden retraerse, permanecer alienadas, volverse menos productivas o incluso volverse agresivas.
Es una situación difícil. Lo mejor es salir en cuanto se pueda de ese trabajo, pero eso a veces no puede ser posible por la situación económica que enfrentas.
¿Qué puedes hacer entonces cuando tienes un jefe tóxico?
1. Antes de hacer cualquier otra cosa, tómate un tiempo para analizar la situación. ¿Estás solo en sentir que este jefe se está comportando fuera de lugar? ¿Qué piensan tus compañeros de la situación? ¿Alguien más se ha quejado formal o informalmente? ¿Está la gerencia por encima de su jefe consciente de su actitud? Si la actitud de tu jefe está aislada de un pequeño grupo de personas, intenta comprender cuál es la dinámica de ese grupo de personas.
2. Documenta todo. Toma nota de los incidentes específicos en detalle. Si la situación es tan seria como para querer dejar la empresa, podrías necesitar estas evidencias para defender tu liquidación. Si eres lo suficientemente valiente, puedes presentar una queja ante Recursos Humanos o con la administración. Si decide discutir formalmente la situación con alguien en tu organización, prepárate a fondo. Parte de eso es asegurarse de estar fundamentado en hechos y no en las emociones. Si lloraste después de una discusión con tu jefe, toma nota de las palabras exactas que él usó y por qué. Lamentablemente, las lágrimas no son una prueba.
3. Une fuerzas. Si tus colegas también consideran que la situación no está justificada, anímalos a documentar detalles específicos también.
4. Concéntrate en las palabras y no en el tono de los insultos de tu jefe. A veces, puedes tener una queja válida y no te das cuenta. Haz todo lo que puedas para mantener la calma, porque lo que menos quieres es que este individuo tóxico te vuelva tóxico. Si te grita y te sientes incapaz de responder con calma, respira hondo y hazte una pregunta. Nuestros cerebros entran en modo de emergencia a cuando se sienten amenazados: hacerte una pregunta puede hacer que regreses a la parte mental de tu proceso de pensamiento.
5. Fortalece tus murallas mentales. Si estás trabajando para alguien que te hace sentir mal contigo mismo, necesitas encontrar a otras personas que te ayuden a recordar tu valía. Podría ser tu familia, compañeros en el mismo equipo o empresa u otros amigos fuera del trabajo. Haz un esfuerzo consciente para recordar todos los días las cosas positivas que has logrado. Trabaja con otros a tu alrededor para reforzar las impresiones positivas sobre ti mismo.
6. Toma algunas medidas para mantener una mentalidad positiva. Probablemente estarás pensando muchos cosas malas que están impactado tus emociones. Aprende cómo interceptar esos pensamientos negativos improductivos y a identificar lo que esa emoción oscura está tratando de decirte. Concéntrate en lo que puedes hacer para recuperarte cuando ha recibido un golpe emocional.
7. Planea tu salida. Saber que estás trabajando para encontrar una solución y dejar todo esto atrás puede ayudarte a ser más paciente frente a las frustraciones del día a día.
8. Cuídate. Reconoce que estás experimentando angustia emocional de forma regular y que esto te afecta tanto física como mentalmente. Ten cuidado de evitar trabajar más duro y más tiempo para tratar de satisfacer a alguien que nunca estará satisfecho. A veces sí es lo más correcto, pero si estás trabajando para un jefe tóxico, te vas a quemar y nunca lograrás hacerlo feliz.
No hay una varita mágica. Es duro, pero puedes sobrevivir. Puedes aprender y ser más fuerte. No pierdas la esperanza: lucha de la mejor manera que puedas, gestionando tu propia actitud y acciones.