La edad, motivo de discriminación en el campo laboral

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Por Sue Carrie De La Puente (Chile), educamericas.com

Cuando el conocido maratonista londinense Buster Martin falleció en abril del 2011 a sus 104 años, la prensa del Reino Unido no sólo discutió la evidente hiperactividad de Martin, sino también porque acudió a trabajar hasta el mismo día anterior a su muerte en una empresa londinense de fontaneros como limpiador de su flota de furgonetas.

Martin fue afortunado no sólo por encontrarse en forma para trabajar, sino que por hallar un empleador dispuesto a reclutar un nuevo empleado cuya edad, en el momento de la contratación, se acercaba al centenar de años.

Y es que cada vez son más las empresas que establecen límites de edad en sus anuncios de selección de personal. La medida, además de suponer una discriminación para los trabajadores de más edad es, en opinión de la abogada integrante de Bufet de Abogados, Alicia Castillo, es un error, porque en muchas ocasiones son los empleados con más años quienes resultan más productivos para sus empresas.

«Este tipo de discriminación hace que perpetúa la pobreza, impida el desarrollo del país y/o de la región, afecta a la productividad y la competitividad de las compañías y provoca, en gran medida, inestabilidad política. Lo que en un mediano plazo hace que el problema de la discriminación, ya sea por edad, raza o religión, se acentúen cada vez más», afirmó Castillo.

Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  muestra que la discriminación, especialmente en razón del sexo, edad o el color, sigue existiendo en el mundo, pero que crece la concienciación respecto a la discriminación por edad, y que se refuerzan las actividades para combatirla.

La autora principal del informe, Lisa Wong, señala que los trabajadores de edad avanzada pueden verse particularmente afectados por la actual crisis económica, pero añade que al menos 29 países cuentan ya con leyes que prohíben explícitamente la discriminación directa o indirecta por razón de la edad.

«La legislación, así como las políticas a escala nacional y empresarial, pueden desempeñar un importante papel para superar estereotipos respecto a los trabajadores de edad avanzada. Varios países han llevado a cabo campañas de información a gran escala patrocinadas por el gobierno, con el fin de superar la reticencia a mantener y contratar trabajadores de edad avanzada», comenta Wong.

Y es que el desequilibrio que existe hoy en día entre los trabajadores en activo y jubilados, que pone en peligro los sistemas de seguridad social, es el resultado de unas políticas públicas implementadas hasta finales de los 90 en Europa y en gran parte de Latinoamérica, favoreció el  acortamiento de la vida laboral.

El sentido de lo anterior esta en responder a una lógica de repartición del trabajo y a la necesidad que tenían las empresas de ajustar sus costes en tiempos de turbulencias económicas.

Para frenar estas medidas, en el 2009 la institución Haute Autorité de Lutte contre les Discriminations et pour lEgalité (HALDE) de Francia recibió 599 reclamaciones por discriminación basadas en la edad. En el Reino Unido, las denuncias ante la magistratura de trabajo se elevaron de 972 en el período 2006-2007, a casi 4.000 en 2008-2009. La evolución es similar en Australia, Bélgica y Estados Unidos.

«El aumento de las denuncias pueden ser consideradas como un indicador de una mayor concienciación pública respecto a la cuestión y a los derechos de las personas de edad avanzada», agregó Wong.

Según Anne-Marie Guillemard, socióloga y profesora de la Universidad Sorbona de París, algunas de las medidas que países del viejo continente están tomando para frenar la discriminación por edad son reformar sus planes de pensiones y de sus políticas laborales, la edad de jubilación y acabar con las jubilaciones anticipadas hasta políticas de incentivación de envejecer en activo y animar a los trabajadores mayores a trabajar más tiempo.

«La edad se considera como una variable de ajuste en donde se ofrece a los trabajadores mayores para que abandonen el mercado laboral, y dejen sitio a los jóvenes que refuerzan la idea de que el futuro pertenece a la juventud, y que sólo los jóvenes pueden ofrecer el dinamismo y la motivación que necesitan las empresas», enfatizó la académica.

La discriminación, según Guillemard, puede producirse en cada etapa del empleo, desde la selección y contratación hasta la formación y la remuneración, y abarca la segregación profesional y el momento de la terminación de la relación de trabajo.

«Los hombres y las mujeres tienen una tendencia a trabajar en sectores diferentes de la economía y ocupan distintos puestos dentro del mismo grupo profesional. Existe una tendencia a que las mujeres sean empleadas en una serie más reducida de ocupaciones que los hombres, y es más probable que trabajen a tiempo parcial o mediante contratos de corta duración. Deben también afrontar un mayor número de obstáculos para la promoción y el desarrollo de su carrera. La conclusión es aplastante, pues las desigualdades continúan existiendo en términos de salario, jerarquía y promoción», indicó Guillemard.

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