Por Rocío Rodríguez Barsallo – Especialista gestión del talento | Psicóloga | Coach
Estoy dictando un curso de liderazgo y en una de las clases conversé con los alumnos sobre la importancia de lo que transmitimos a los demás (jefes, colaboradores, etc), y cómo conectamos con las personas según lo que les transmitimos.
Todos tenemos fortalezas, área de mejora, habilidades, valores, inquietudes, frustraciones y muchos otros aspectos que son parte de nosotros (cómo seres humanos somos muy complejos) y que mostramos a las personas de distinta manera. A veces somos conscientes de lo que mostramos y otras veces no. Lo interesante es que conectamos con los demás a diferentes niveles según lo que decidamos transmitirles.
En ocasiones mantenemos buenas relaciones con las personas (a nivel profesional, personal), porque les permitimos conectar con determinadas características nuestras. Por ejemplo, si trabajo con una persona nueva en la empresa y permito que se conecte con la maravillosa capacidad que tengo para enseñar, seguro mantendremos una buena relación. Otro ejemplo: si un compañero de trabajo tiene un problema y permito que se conecte con mi capacidad de empatía, lo escucharé y le brindaré soporte, lo que favorecerá mi vínculo con él.
Por otro lado, si una persona de mi equipo me brinda feedback y yo respondo de manera seria y cortante, permitiéndole que se conecte con las frustraciones que he tenido a lo largo de mi vida profesional; es posible que mi relación con esta persona se vea perjudicada. Otro ejemplo: si un miembro nuevo de mi equipo me pide información sobre un procedimiento y le digo que no tengo tiempo (evadiendo sus preguntas), le estoy permitiendo que se conecte con mi impaciencia.
Existen diferentes circunstancias internas (nuestro estado de ánimo, nivel de alerta o sueño, etc) y externas (lo que dicen las personas, un entorno de trabajo estresante o agradable, etc) que contribuyen a que mostremos distintas características de nosotros a las personas. Lo importante es ser conscientes de lo que estamos transmitiendo a los demás, y con qué aspectos de nosotros mismos estamos permitiendo que se conecten. ¿Por qué? Porque esto va a impactar el desarrollo de nuestras relaciones interpersonales y puede facilitar o dificultar el logro de nuestros objetivos profesionales.
Me parece interesante el artículo “Leading from Hurt Versus Leading from Heart” del blog de Brenee Brown. Ella menciona que un líder con un bajo nivel de conciencia sobre sus conductas y con baja habilidad para gestionar sus emociones puede liderar en base a resentimientos, temores y no en base al “corazón”. Considero que es cierto lo que ella menciona, y que es importante ser conscientes de aquellos aspectos que nos falta mejorar. Hay que hacernos cargo de nuestras áreas de mejora por nuestro propio bienestar y para ver favorecidas nuestras relaciones con los demás.
Creo que tenemos mucho talento y cualidades por ofrecer a las personas que nos rodean, y es una experiencia enriquecedora conectarnos con dichos aspectos y poder transmitirlos. No dejemos que nuestras áreas de mejora y defectos (que todos tenemos) nos dificulten ofrecer todo nuestro potencial a los demás.
Sobre el autor:
Rocío Rodríguez Barsallo
Experta en atracción y desarrollo de talento. Actualmente se desempeña como consultora de gestión del talento. Realiza evaluaciones psicológicas, sesiones de coaching al igual que diseño y dictado de cursos de habilidades blandas. Posee 8 años de experiencia laboral en las áreas de recursos humanos de empresas multinacionales de prestigio en los sectores consumo masivo, metalmecánica, servicios y consultoría. Igualmente, se ha dedicado a la docencia de cursos de recursos humanos. Actualmente comparte artículos sobre desarrollo personal y profesional en su blog https://rociorodriguezbarsallo.wordpress.com/