¿Cuándo es el momento de despedir a un empleado?

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Por Adam Bornstein – Media consultant   

Nada es peor que tener que despedir a alguien. Pero para los emprendedores, nada es más importante que sacar a esos empleados que interrumpen tu misión. Esta es una lección que he aprendido una y otra vez. 

Cuando me he inclinado hacia la generosidad y le he dado a la gente el beneficio de la duda, ha resultado en una gran inversión de tiempo y recursos en empleados que, al final, no lo han valido.

Hay un axioma popular que sugiere que debes contratar lento y correr rápido. Eso en teoría suena bien, pero nunca lo he sentido práctico. Hacer contrataciones lentas puede hacer que pierdas una oportunidad con un empleado potencialmente valioso (si son tan buenos, otras empresas también los van a querer) y despedir rápido puede convertir a tu negocio en el tipo de empresa vil que la gente evita.

Por el contrario, los despidos deben basarse en el conocimiento de los principios de tu negocio y en asegurarte de establecer estándares para medir el valor y el propósito de cada empleado, tengas uno o cien.

¿Cómo medir el valor?

Eso debes descifrarlo antes de contratar a alguien (o de despedirlo). Cada negocio hará esto de manera diferente, en el mío hemos aprendido a evaluar a los empleados basándonos en estos tres valores:

Valor #1: Productividad

¿Qué tanto contribuye este empleado?

Un empleado productivo logra los objetivos señalados por su jefe, e incluso más. El resultado mínimo rara vez es suficiente, y por esto es que muchos negocios desaparecen a los tres años. Tener una actitud de “esto es lo que debes hacer y nada más” pone tu negocio en el camino del fracaso.

Mejor dale a tus empleados una expectativas base que te permitan mantener a flote tu negocio, pero déjales claro que esperas más de ellos. Ir un paso más allá te dará esa ventaja competitiva, y dar ese paso extra es lo que se necesita para triunfar.

Valor #2: Eficiencia y capacidades

¿Cómo están mejorando nuestra operación?

El crecimiento no siempre tiene que ver con lo que hace un empleado. En ocasiones se trata de las responsabilidades que quitan del camino para crear nuevas eficiencias. Si tu empleado no te está haciendo la vida más fácil (e incrementando tu alcance) o no está sumando capacidades y habilidades que antes no tenían, entonces debes replantearte su propósito.

Valor #3: Valores personales

¿Hacen que el trabajo sea más divertido?

El valor emocional de un empleado es tan importante como sus métricas en el negocio. El respeto, la comunicación y la compasión pueden no estar al inicio de su CV, pero hacen una gran diferencia en la interacción tanto interna como externa, y en el crecimiento general.

Si su personalidad no tiene que ver con lo que tú quieres estarás sumando una vulnerabilidad a la ya de por sí inclinada pendiente del emprendimiento.

Entonces, ¿cuándo correr a alguien? Cuando un empleado no cubra los tres valores básicos.

Si uno de estos valores falta, es un riesgo enorme que lo mantengas. Y si los tres se cumplen, entonces es tu responsabilidad poner a ese empleado en una posición en la que pueda tener éxito, que lo haga amar su trabajo y que se sienta bien recompensado.

Correr a alguien nunca será fácil, pero el proceso de evaluarlos no debe ser tan complicado. Define tus valores, hazlos claros, da oportunidades y será más fácil que construyas y mantengas un equipo que te dé mejores probabilidades de triunfar.

 
 
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