Por Rocío Arbulu, socia líder de Cultura y Comunicación de la Consultora Dench
“Esto no es teletrabajo, es 24/7”, “Nunca puedo estar completamente desconectado”, “Extraño mis horarios de oficina”, y podría seguir con una larga lista de comentarios, pero el objetivo de este artículo es enfocarme en el tipo de reacciones que provocan todavía muchas de las culturas organizacionales que siguen sin aceptar que sus colaboradores tienen una vida más allá del trabajo.
¿Qué es teletrabajo o qué se espera que sea?
Seguramente algunas empresas imaginarán a sus colaboradores en una concentración impresionante en casa, solos, envueltos en un silencio tranquilo, con la mesa de la sala solo para ellos y toda la señal de la wifi rápida. Pero nada de eso es real, desde el primer estado de emergencia, allá por marzo de 2020, muchos colaboradores han pasado a ser también, encargados de la casa, limpiadores, padres, maestros, hijos, estudiantes, etc. Y claro, puede que todo eso lo hacían antes, pero no simultáneamente.
¡Ah! Pero, es políticamente correcto decir que existe un horario flexible para las mamás, sin embargo, eso de dar flexibilidad para que un colaborador (luego de sus 8 horas de trabajo) lleve un curso online o realice sus hobbies, es otro tema ¿verdad?
¿Por qué hablo de este tema?
Porque la comunicación dentro de la empresa no está limitada a los correos que enviamos, a los eventos o a las campañas de comunicación del año. Muchas otras cosas comunican en la organización, el estilo de liderazgo es una de las más importantes y muchas veces no somos suficientemente conscientes de ello, “quemando” a nuestro propio talento, a nuestro equipo.
Los jefes a menudo dicen una cosa, pero actúan de manera inconsistente. Si hablamos de una organización “inclusiva, tolerante, diversa e innovadora” debemos entender cuál es el verdadero significado de estas palabras, en toda su magnitud.
¿Cómo hacerlo?
Como señalaba el famoso filósofo griego Aristóteles, la virtud se halla en el punto medio. Sabemos que son tiempos difíciles, somos conscientes de ello, por eso se entiende que en estos meses los colaboradores necesiten a menudo trabajar jornadas más largas de lo normal con la camiseta bien puesta, por otro lado, de parte de la empresa se espera contar con líderes que conozcan la situación de los miembros sus equipos y empaticen con las mismas. Así que, para lograrlo debemos:
El primer paso: Escuchar a nuestros colaboradores. La escucha activa es una de las habilidades blandas más difíciles de cultivar en las personas y principalmente en aquellas que tienen autoridad en los grupos humanos. Si somos los responsables de comunicación y gestión humana propiciemos estos espacios de escucha en reuniones pequeñas, plenarias, etc. Esto conllevará a que exista una comunicación efectiva entre el líder y su equipo.
Segundo paso: Empatizar de verdad, no solo por afuera. Debemos interiorizar, estructurar y aprender a tener un liderazgo adaptativo que entienda y se adecúe al teletrabajo. Como líderes de equipos de trabajo es fundamental conocer los diferentes comportamientos, personalidades y contextos de cada integrante a fin de poder guiarlos o apoyarlos con las diversas situaciones que se les puedan presentar. Recuerden que estamos todos peleando la misma batalla, pero no desde el mismo barco.
Tercer paso: Definir responsabilidades. El líder debe ser claro con cada integrante de su equipo sobre qué contribución hace al mismo, a la empresa y qué resultado concreto se espera de su trabajo. Aquí es cuando el líder motiva e inspira a su equipo para que cada miembro pueda auto gestionarse y cumpla sus metas.
Cuarto paso: Reforzar la confianza. Es importante contar con equipos en los que se motive la “confianza” entre sus miembros y en especial con el líder. Si confiamos en las personas que tenemos al lado nos quitaremos de encima la presión de sentir que debemos estar vigilando todo el tiempo y revisando cuántas horas y minutos se pasa el colaborador frente a su computadora. Si no confías en alguien de tu equipo, revisa los motivos, convérsalo y pon metas que sean claras, reales y empáticas para que de esta forma se supervise el cumplimiento de las mismas. No olvides que es importante también que las metas impuestas sean reconocidas, así se mantendrá la motivación del equipo.
Depende de nosotros que la brecha entre la cultura actual y deseada de la organización no sea tan grande y que el teletrabajo no se convierta en una tortura, antes que en una oportunidad de estar más cerca de nuestras familias y cuidar nuestra salud.
Sobre la autora:
Rocío Arbulú
Socia líder de Cultura y Comunicación en Dench Consulting, desde donde acompaña organizaciones de Perú y Latinoamérica. Es de profesión Comunicadora Organizacional, con post grado en Marketing Estratégico y coach Ejecutivo. Más de 20 años de experiencia en Comunicación y branding, 13 de ellos en Europa con sede en Bélgica, Holanda, Reino Unido, Alemania, Italia, España, entre otros.
En el Perú lideró la comunicación interna y cultura corporativa del Banco de Crédito BCP y de HSBC Bank Perú. Experiencias como cliente y consultor en transformación y comunicación. Es vicepresidenta de la Asociación Peruana de Comunicación Interna y fue presidenta del Comité de Comunicación Interna de AmCham (2016-2018). Ponente en conferencias en Perú, México, Ecuador y Estados Unidos. Mamá de Tiago y Pablo. Runner de corazón y en sus tiempos libres lo dedica enteramente a su familia y a su huerto urbano.
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