Por Iris Reyna Sánchez Aizcorbe (Perú), Profesora de Habilidades Directivas en la PUCP y Directora Ejecutiva de 3C Consultores en Cultura Corporativa
Estamos viviendo una era de cambios tecnológicos masivos en todos los campos: industria, salud, servicios, consumo, educación, energía, entretenimiento, etc. Por donde se mire se están desarrollando inimaginables nuevas tecnologías con el potencial de transformar totalmente nuestro status quo.
Los robots ya son una realidad; Amazon tiene cerca de 50,000 robots trabajando 24/7 en sus almacenes y usa drones para entrega de mercadería; Domino’s Pizza reparte pizzas a domicilio usando robots; la robot Pepper’s, capaz de entender emociones humanas, ya está en 12,000 sitios: sirviendo helados en Japón, dando la bienvenida en Pizza Hut Singapur o bailando con los clientes en la tienda de electrónicos de Palo Alto[1]
No solamente los robots están transformando los diversos sectores económicos, similar transformación ya se está viviendo en relación con inteligencia artificial, internet de las cosas, impresión 3D, manipulación genética. Y todo lo anterior potenciado por la hiper velocidad de 5G[2]
Podría seguir mencionando muchas otras revoluciones tecnológicas como personalización en agricultura a través de manipulación genética, carne in vitro, realidad aumentada, grafeno, drones, autos eléctricos y un largo etcétera.
El punto aquí es cómo se verán afectados los trabajos. Por ejemplo, de acuerdo con los análisis de Oxford Economics[3], durante los próximos 10 años irán desapareciendo unos 20 millones de puestos de manufactura alrededor del mundo. Muchos tipos de trabajo simplemente desaparecerán mientras otros se reducen a su mínima expresión.
El huracán tecnológico que se viene es imposible de detener, quizás podemos monitorear cómo crece y se va acercando, pero no sabemos exactamente por dónde va a pasar ni cómo afectará a cada uno de nosotros.
Pues bien, ¿tendría sentido hacer planes a 5 o 10 años en la antesala de un huracán? Veremos tantos cambios que, a mi humilde parecer, lo mejor que podemos hacer es prepararnos para lo impredecible: Desarrollar nuestra capacidad de adaptación, actualizarnos, estar alertas a la nueva tecnología, aprender nuevas habilidades, abrir nuestra mente para encontrar oportunidades, practicar nuestra resiliencia y, muy importante, aprender a manejar el alto estrés que genera la incertidumbre.
Claro que el avance tecnológico no es negativo “per se”. Muchos trabajos vienen desapareciendo a ritmo acelerado, pero también se vienen abriendo nuevos horizontes. Quizás desaparezcan los peones y florezcan los artistas, no se requieran tantos choferes, pero sí más masajistas, menos costureras, más diseñadoras, menos operarios, pero más líderes y emprendedores.
De hecho, mucha gente puede salir beneficiada, en especial aquellas que tienen la vista del águila para detectar las oportunidades y adaptarse como camaleones. La curiosidad para mantenerse actualizados y aprendiendo continuamente, junto con la capacidad de adaptación, serán los factores que determinen en gran medida el éxito futuro.
[1] Peter H. Diamandis, MD, “Retail robots are on the rise – at every level of the industry, SingularityHub, Dec 2019
[2] Mike Scott, “These are the technologies that will change our lives in the next 10 years”, Forbes, Nov 2019
[3] BBC NEWS Jun 2019
Sobre el autor:
Iris Reyna Sánchez Aizcorbe (Perú)
Especialista en Gestión de la Cultura Corporativa, Clima Laboral y Desarrollo del Talento con más de 25 años de experiencia. Ocupó posiciones de gerencia en recursos humanos para Sudamérica; principalmente en ExxonMobil, Oxfam Gran Bretaña e Hipermercados Tottus. Asimismo, desde el año 1994 facilita talleres de desarrollo de habilidades blandas y liderazgo para diversas empresas y, en los últimos años, ha sido profesora de post-grado y maestría en Centrum Católica. Actualmente es Profesora de Habilidades Directivas en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Directora Ejecutiva de 3C Consultores en Cultura Corporativa.