Diversidad digital: Cómo respondemos a la diversidad

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Por Patricia Llaque – profesional de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones

En los siglos XIX y XX se empezó a categorizar a las personas en grupos siguiendo características visibles, según se hacía con otras especies del planeta. Estas diferencias manifiestas no significaban nada en sí mismas, aunque sí empezaron a ganar importancia, marcando distancias, por el significado que se les otorgaba. Tanto es así, que aún en estos tiempos una forma de responder a la diversidad en cualquier contexto social, incluidas las organizaciones, asume saber cómo eres y cómo te vas a comportar según sea tu género, tu edad, tu raza, tu orientación sexual, tu idioma.

Sin duda, dichas características demográficas pueden aportar cierta información, pero cada vez más las investigaciones nos hablan de que existe mayor riqueza de diversidad dentro de un mismo grupo, que entre los grupos. De hecho, es por eso que validar o invalidar por las asunciones que acompañan a cualquiera de dichas categorías es un gran desatino, no solo por cuestiones éticas sino también por incurrir en el simplismo más flagrante. ¿Acaso pasamos por alto la complejidad de cada ser humano y de su contexto?

Afortunadamente, en la actualidad, muchas son las tecnologías que pueden procesar ingentes cantidades de datos facilitando la labor al allanar el camino hacia la gestión personalizada, ya sea que hablemos de aprendizaje, de carrera profesional, de medicina, de seguridad, de salud, de bienestar… Por lo tanto, ahora es posible abordar el desarrollo de las individualidades desentrañando la complejidad que subyace en ellas, descubriendo patrones e incluso aventurándonos en lanzar predicciones.

Ya no hay excusa, pues, para continuar evaluando según modelos basados en estándares que no hacen más que seguir reforzando la desigualdad.

Pero ¿sabemos nosotros cómo negociar con las diferencias culturales, facilitando su inclusión, fomentando la diversidad productiva? ¿Somos capaces de diseñar ambientes de retroalimentación que permitan interacciones de calidad donde se aprovechen las diferencias cualitativas de las distintas identidades?  

Cómo abordamos la diversidad de manera productiva

Es imprescindible conseguir crear un entorno inclusivo en cualquier estructura social maximizando las oportunidades para cada uno de sus integrantes. Como ya hemos comentado, la tecnología puede ser un gran facilitador, siempre y cuando sirva a propósitos tales como: 

  1. Reconocer y gestionar las distintas dimensiones que comprende cada individualidad.
  2. Facilitar diseñar out of the box para que las diferencias no sean una barrera sino que permitan enriquecernos con los conocimientos y las experiencias colectivas.
  3. Favorecer que convivan diversas formas de conocimiento y modos de representación para que cada uno en su diferencia pueda producir y contribuir a los objetivos comunes y a su mejora individual.

Ecosistema mixto de colaboración y eficiencia     

Qué duda cabe que, a la luz de la pandemia, a los ya esgrimidos criterios de productividad, eficiencia, ahorro de costes para la implantación de la automatización y la digitalización se han unido nuevos impulsores como son la salud y la seguridad.

El tan manido mantra de que el espacio de trabajo del presente/futuro es un ecosistema mixto de colaboración entre humanos y robots que maximice la eficiencia cobra más fuerza bajo esta nueva coyuntura.

Y precisamente colaboración y eficiencia son los conceptos que vuelven a invitarnos a abrir oportunidades a la diversidad; a crear espacios diferenciados en dicho ecosistema, donde cada identidad, es decir, las distintas combinaciones de conocimientos, actitudes, capacidades, experiencias, intereses, valores, visiones, relaciones… encuentre cómo participar activamente potenciando la tan ansiada productividad en cualquier organización.


Sobre el autor:

Patricia Llaque
Profesional de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, con experiencia en empresas y organizaciones internacionales. Máster en Neuropsicología Clínica y Máster en Ciencias Cognitivas. Trabaja en la intersección de la Inteligencia Artificial y la Psicología Cognitiva y del Comportamiento, con énfasis en la investigación del impacto de la tecnología sobre el desarrollo humano. Su trabajo se focaliza en la consecución de  nuevos valores y propósitos dentro de una cultura organizacional basada en la persona. A través de su marca registrada OnWell participa también en la divulgación de la ciencia y la investigación, dando visibilidad a referentes femeninos, y en el acercamiento al lado más amable de la tecnología, a aquellos algoritmos y soluciones que se diseñan bajo el prisma de la ética social y la sostenibilidad.


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