¿Cómo plantear tus objetivos para ser más eficiente?

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Cuándo se marcan los objetivos se debe tener la cabeza fría. Existen objetivos ambiciosos, es cierto, que pueden dar lugar a innovaciones, pero únicamente cuando la forma de definirlos es la correcta; si son demasiado audaces puede hacer entrar en una sensación de pánico y hacerte pensar que es inalcanzable.

De la misma manera, marcarse objetivos demasiado sencillos, rápidos de cumplir, también son un error: es una fórmula para ponerte de buen humor, pero no para hacerte más productivo.

Pero, ¿Qué hay que hacer entonces?:

  1. Los objetivos tienen que ser concretos: Los objetivos deben determinarse y ser reales. Si se fracasa en los objetivos, no es tanto porque no se fijen, sino porque se hace con una enorme falta de concreción. Es necesario ser específico en la descripción del objetivo, pero no lo es menos serlo en la definición de los hitos y en la fijación de las plazos. Necesitas saber con el mayor grado de detalle qué quieres conseguir, cómo quieres conseguirlo, haciendo qué cosas y antes de qué fecha. 
  2. Convierte tus objetivos de tal forma que los hagas sencillos: Cuando tengas decidido el objetivo divídelo en dos: el óptimo y el de tolerancia cero. El óptimo es el idóneo, pero al mismo tiempo es retador, difícil. El de tolerancia cero es subóptimo, pero es sencillo, fácilmente alcanzable. Mientras estés entre uno y otro, tu avance no peligrará. Pasarte de máximos te generará altibajos y no alcanzar los mínimos hará que entres en el terreno más pantanoso de todos, que es la desidia. De ahí al fracaso hay un paso.
  3. Algunos objetivos no se cumplirán, pero no es del todo negativo: Charles Duhigg, periodista experto en hábitos y productividad, autor El poder de los hábitos (Urano) y Más agudo, más rápido y mejor (Conecta), insiste en sus libros en que «debemos tener algunas metas en las que estamos fallando. Si cumplimos con todos los objetivos que establecemos, no estamos siendo particularmente ambiciosos, no estamos tratando de mejorar. Esto significa que no nos esforzamos a la hora de plantear nuestros objetivos». 
    En numerosos estudios académicos se ha evaluado el impacto de los objetivos ambiciosos y demostrado de manera sistemática que obligar a la gente a comprometerse con metas ambiciosas y aparentemente inalcanzables puede dar lugar a enormes avances en materia de innovación y productividad. Por ese motivo debe ir acompañada de objetivos alcanzables.
  4. No pierdas nunca de vista que tus prioridades se tienen que alinear con tus objetivos: Duhigg plantea que cada vez que mires tu lista de tareas pendientes, te obligues a preguntarte: ¿Lo que estoy haciendo ahora está alineado con mis principales prioridades? «Si acabas de pasar los últimos 45 minutos contestando correos electrónicos y la parte superior de mi lista de tareas dice otra cosa probablemente debo cerrar mi ordenador y hacerlo. Las listas de tareas son más eficaces cuando nos recuerdan nuestros objetivos más importantes, cuando nos hacen pensar en nuestras prioridades, en lugar de tratar de hacer lo siguiente en la lista», finalizó.
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