Por Diego Cubas, Gerente General de CL Selection.
Una marca empleador debe transmitir la propuesta de la empresa. Antes, se convocaba a una persona y solo se arreglaban cuestiones como cuál iba a ser la remuneración y, para muchos casos, que marca de carro se les iba a dar. Ahora los candidatos les importa coincidir con los valores de la organización, con la estrategia que sigue, si cuenta con buenas prácticas, entre otros temas, y es por eso que las organizaciones tienen que preocuparse por trasmitir qué significa trabajar allí, informar sobre los valores de la organización, el excelente clima organizacional, posibilidades de desarrollo y los excelentes beneficios que pueden obtener.
Para ello, las organizaciones tienen que tener en cuenta lo siguiente:
El mensaje que se trasmite. Debe ser coherente con lo que se ve y se siente. Las empresas tienen que cuidar mucho en dar un mensaje realista. No se puede ofrecer algo que no se vive en la organización.
Propuesta de valor. Existen productos no diferenciados que se transforman en commodities, lo mismo pasa con las organizaciones. Puede ser el caso de las empresas mineras, donde nadie sabe muy bien cuál es la mejor para trabajar. Como resultado, uno debe consolidar una propuesta de valor muy clara y comunicarla, para que sea diferencial.
La marca empleador no es independiente de la marca del producto o de la marca empresa. Las tres coexisten en un mercado en el que están presentes la competencia, la oferta y demanda. La marca siempre ha sido una pieza clave para la atracción de talento. Las marcas nos “marcan” y nos posicionan en el mercado de negocios y en el laboral.
Nuestros colaboradores como principales canales de comunicación. Nuestra gente es y será siempre nuestro principal canal de comunicación. Ellos son los que hablarán bien o mal de nuestra empresa como empleadora. Si queremos desarrollar un plan de “marca empleadora”, tenemos que tener en cuenta que lo primero es ordenar la casa.