Por Mónica Grossoni, socia-directora de SocialNet Grossoni y del portal del estrés www.iestres.es TÉCNICA
Sin ánimo de consolar a los lectores subalternos, les diré que los jefes estresantes es una realidad demasiado frecuente. Son personas que también están estresados. Una persona estresada se vuelve irritable, con mal carácter, y al perder la calma suele contagiar esta emoción de agobio a su alrededor.
La queja fundamental de las personas del entorno es “que no hay quien le aguante”. Desde por la mañana cuando aparece por la puerta le ven la cara y todos se contraen, apretando el gesto y con la secreta esperanza de que la jornada transcurra rapidito y que “duela poco”. La cuestión es quién le pone el cascabel al gato o quién le dice que suavice el ritmo o que se comporte mejor. La tónica general de estos jefes estresantes es que no quieren saber nada de estas observaciones y suelen zanjar la cuestión de golpe e incluso con improperios.
¿QUÉ PUEDE HACER UN EMPLEADO SI SU JEFE LO ESTRESA?
Si lo que usted, empleado, espera de este artículo son recetas mágicas que por arte de magia le resuelvan de un plumazo su “gran problema”, lo siento, esto no es Lourdes, aunque sí puedo facilitarle algunas recomendaciones que sin ser cura milagro, sí le pueden ayudar a sobrellevar esta delicada situación y resolver con efectividad su trabajo cotidiano.
Con estas sugerencias y reflexiones no le puedo garantizar que resuelva su problema, pero puede mejorar su situación. Lo que me interesa en este artículo no es analizar y radiografiar el problema sino brindarle pautas para minimizar su impacto negativo. Para ello tendré que saber qué hay bajo este estrés del liderazgo, cuál es el problema de fondo y pensar en cómo recibir el mínimo impacto de lo que se llaman “riesgos proyectados”. Cuando revisamos esta situación se ven dos partes involucradas: el jefe y el pool de empleados supervisados.
LOS JEFES
Sobre los jefes se me ocurren algunas cuestiones interesantes para reflexionar:
¿Qué hace que el jefe este estresado?
En el caso de los líderes y jefes de quipo los errores mas frecuentes suelen ser:
- Se trabaja con productos o clientes de los que se sabe muy poco.
- Se aparenta control de la situación aunque en el foro interno se sabe que en cualquier momento todo puede volar por los aires.
- Se carga el cuerpo con estimulantes para llegar a todo y dar la apariencia de salud y control, aunque el supervisor ya está en la espiral descendente de agotamiento y descontrol.
- Se plantean lograr objetivos imposibles para el mercado o para el equipo.
- Se aceptan muchos mas riesgos de los razonables para hacerse el “capaz”.
- Cuando una persona decide vivir de los negocios suele cometer el error de pensar que tiene la obligación de ganar cada vez más dinero y prestigio o como mínimo más dinero y prestigio del que disfruta en la actualidad. Siempre hacia arriba. Esto es falso. Y lo que no se hace es diseñar una estrategia de vida y de trabajo capaz de soportar que existen picos y dientes de sierra en los resultados. Bajar a veces es lógico para remontar después. Estas personas se meten ellas solitas en una espiral de más y más acción para lograr sus superregulados imaginarios. Estas personas suelen tener cierta adicción por las situaciones fuertes ytensas. ¿Se ha preguntado qué hay detrás de ellas?
¿Qué les empuja hacia situaciones intensas y potencialmente estresantes?
Detrás de cada comportamiento existe una creencia (un gran contenido emocional, que no tiene por qué ser lógico, racional, posible, ni real) que le da fuerza, le motiva y que es su motor.
La creencia que las sustenta son varias, veámoslas: “el trabajo necesita de un gran sacrificio y un gran derroche de energía” o “sin sacrificio no hay gloria”, “un gran perfeccionismo”. Estas personas buscan ser los mejores y en ello arrastran a su equipo a dar el 200 por cien 8 horas al día (o muchas más), 7 días a la semana, 352 días al año.
Los grandes atletas de élite logran cotas altísimas de rendimiento pero solo durante unos instantes cada día. ¿Acaso espera que su equipo se comporte mejor? O la idea de “tener éxito” son creencias que impelen a derrochar energía arrolladora en nuestro trabajo. Son estas personas las que tienen más tendencia a ocupar puestos de liderazgo y no de subalternos. Llevar este ritmo constantemente, a la larga pasa factura.
LA BIOLOGÍA “CEBA” EL PROBLEMA DEL ESTRÉS
Los estudios han sido elocuentes y reveladores. La adrenalina es una de las llamadas hormonas del estrés. Se libera para hacer frente a situaciones extremas que suponen un desafío, un esfuerzo extraordinario. Proporciona un extra de energía, es como el “turbo” que nos saca del peligro. Por ejemplo, un nuevo proyecto o negocio nos llena de energía revitalizándonos. Si la situación se prolonga en el tiempo, exigiendo una alta dosis de esfuerzo, el organismo se fatiga y se colapsa, incluso desenchufa.
Al principio, cuando se libera la hormona proporciona una agradable sensación de bienestar, lo que induce a la falsa creencia de que el estrés es bueno. Pero cuando esta hormona se perpetúa en altas dosis en sangre tiene algunas contraindicaciones: genera adicción, por lo que pronto necesitará una nueva dosis. Esto conlleva una nueva situación que le dispare un “chute”, como puede ser una buena bronca o el trabajo rápido, sobrecargado detareas y con grandes responsabilidades, o el deporte extremo. Esto genera adictos a la adrenalina que gustan de situaciones tensas que les proporcionen más adrenalina. A menudo son bien vistos como personas muy activas, proactivas, algo normal en la vida moderna. Nada que ver en realidad, solo son adictos a la adrenalina. Es demasiado frecuente que los líderes sean los enganchados puesto que son los encargados de impulsar el negocio y la motivación de sus supervisados y colaboradores.
Debemos tener en cuenta su principal contraindicación: según recientes estudios españoles, grandes dosis de esta hormona en el torrente sanguíneo generan depresión.
¿Es que mi jefe no se da cuenta de que está estresado?
Pues no, solo supone que está haciendo su trabajo de liderar equipos. Cree que ello exige una gran actividad y mucho empuje. Esta es la cuestión, que no es preciso. Desempañar adecuadamente
un trabajo no tiene por qué ser estresante y agotador. A menudo el modelo de negocio tiene defectos, o los procesos y sistemas o la organización del propio trabajo no son los adecuados, o no permiten liberar presión, cuestión necesaria para que la persona sobreviva.
Y no soy catastrofista ni metafórica, al emplear el término “sobreviva”. Las cifras son alarmantes en cuanto a enfermedades crónicas y a bajas indefinidas en los últimos años. En este sentido estamos realizando un estudio que nos facilite la contabilidad de este impacto.
En otro orden de cosas, cuando alguien está estresado primero se dan cuenta quienes orbitan a su alrededor y el último en ser consciente es el propio interesado. Que siempre se percata demasiado tarde y, generalmente, cuando el trabajo y sus relaciones personales más importantes se quiebran. Suele ser a través de grandes desastres en el trabajo lo que le hace aceptar el hecho. Aunque aún hay mucho de tabú en ello.
¿Es que nadie va a decírselo? ¿Quién le pone el cascabel al gato?
Los subalternos sufren sus constantes demandas y hostilidad. Pero siempre existe alguien de confianza a quien este jefe escucha. Esta persona es quien tiene el deber de darle un feedback realista,
sereno, sin criticar, con el mero objetivo de devolverle una imagen realista clara y que le permita ver el punto ciego que toda persona tenemos. Flaco favor le hace si le mantiene en la ignorancia de tan grave problema.
¿Por qué es tan desagradable consus colaboradores?
Al fin y al cabo son los que en definitiva realizan el trabajo que el jefe supervisa. ¿No debería ser algo más calculador y no agobiarlos tanto? Sin intención de justificar su ira es necesario dejar claro que el estrés tiene un gran componente de hacer ver el entorno como una amenaza. La cólera contra la amenaza hostil es una reacción lógica desde el punto de vista emocional. Recuerden que las emociones tienen su propia lógica, aunque ésta sea distinta a la lógica racional. Conviene conocerla para gestionar bien la relación con alguien en pleno estallido de furia.
No se deje embaucar, es decir, no se deje arrastrar en discusiones, sean justificadas o no. O sea, “no entre al trapo”, mantenga el control de la situación en lugar de cedérselo a la persona más encolerizada, aunque sea su jefe. No debata, no discuta, no es hora de contestar, de argumentar o justificar su trabajo. Cuanto más le contradiga más ceba su ira, más la justifica y más engorda. Por tanto, cálmese, muérdase la lengua y espere a que esté más calmado a que el estallido emocional pase, pues en plena descarga la mente lógica no existe. Permanece ausente delegando el
control a la mente emocional. Luego puede tratar de ver con su jefe el asunto y darle soluciones. No es cosa fácil, le recomiendo aprender sólidas técnicas de autocontrol emocional.
Sin ellas le será francamente imposible superar esta situación. Lo más normal es que le arrastre consigo y le engulla.
¿La calidad de sus resultados es lamisma?
Su jefe es persona y, como tal, cuando está bajo una crisis de estrés crónico severo su efectividad siempre recibe un fuerte bajón.
¿Como supervisor sabe lo que espera y desea su equipo cuando está estresado?
Nadie funciona bien cuando se cuestiona su trabajo continuamente ni cuando le agobian todo el día o le cambian las prioridades de continuo. Los colaboradores cuando están bajo supervisión necesitan tareas claras, algo más de tiempo para hacerlas y mucha confianza. Justo lo contrario de lo que puede facilitarle el jefe del equipo en ese momento en el que los nervios están a flor de piel y el cuerpo comienza a dar señales de enfermedad. El absentismo se deja notar y la colaboración del equipo disminuye. Las ideas dejan de fluir y los problemas se acumulan y multiplican.
Es hora de calmar la mente, de recibir ayuda de fuera. Es ahora cuando estamos inmersos en las arenas movedizas del estrés y cuanto más nos movamos, más nos hundimos. Una llamada de socorro al equipo de rescate y dejarnos ayudar es ahora el único paso inteligente. En esto cabe aclarar que unas vacaciones, un día de alto impacto o de acción motivadora no son soluciones validas.
Se necesita un aprendizaje verdadero de control emocional, un sistema que consolide una nueva fórmula de gestión de las emociones y creencias falsas que ceban el estrés.
LOS COLABORADORES
¿Por qué nadie cuestiona sus órdenes, asignaciones, la calidad de su trabajo y de sus resultados?
¿Acaso es sumisión? ¿Acaso es por limitadas habilidades de comunicación asertiva? ¿Acaso es por creencias del tipo “al jefe no se le cuestiona en público”?
¿Sabe cómo hablarle y relacionarse con su jefe cuando está estresado?
Lo cierto es que la respuesta suele ser “no”. Sencillamente, los colaboradores se quedan perplejos, asustados, y se limitan a darle gusto atendiendo sus demandas tengan o no sentido.
Esto no sirve de mucho pues eleva la temperatura del equipo y enturbia la relación jefe-colaborador. La cuestión sigue siendo la misma: ¿quién le pone el cascabel al gato?”
¿Cómo sabe si su jefe está estresado?
Los jefes de equipo bajo estrés crónico suelen mostrar un carácter aún más competitivo, más agresivo y hostil. Aparecen comportamientos irracionales, eleva el tono de voz, da golpes en la mesa mientras habla por teléfono, o portazos, se olvida de cosas importantes, le cuesta más tomar decisiones…
Son algunas muestras de comportamientos exteriores que nos informan de un muy posible estado de estrés agudo. En realidad, sigue fingiendo que controla las cosas por lo que acosa a colaboradores con cosas insignificantes en lugar de abordar los asuntos que son el núcleo de los problemas.
¿Sabe lo que espera y desea un jefe estresado?
Menos problemas y más soluciones.
Según esta línea de pensamiento usted puede ser parte de ese entorno enemigo al que su jefe odia o formar parte de esa batería de recursos sobre los que su jefe se apoya para hacerse la vida más fácil. Hágale ver que es su aliado y que no es inteligente quemar sus buenos apoyos. Tenga listo el trabajo cuando es lógico tenerlo y no espere a que se lo pida mil veces. Háblele con calma y franqueza.
¿Sabe qué hacer cuando se enfada o cuando le embrolla con órdenes y contraordenes?
¿Por qué le maltrata, le humilla o se excede? ¿Sabe qué hay detrás de esto? La idea es responder en lugar de reaccionar a su “ataque de nervios”. Actúe con calma y vaya al fondo del asunto aportando un poco de cordura y paz a la situación. En una gran parte de usted depende añadir más tensión a la situación o contribuir a sosegarla.
LA RELACIÓN ENTRE EL JEFE Y SU EQUIPO
DE COLABORADORES
Cada vez que un empleado me habla de su estrés y de cómo su jefe lo estresa hay cierto victimismo en ello. Se culpa al jefe del malestar. Aunque cuando comienza mi trabajo con esta persona se empieza a dar cuenta de que puede hacer muchas cosas que jamás hizo por mejorar la situación. Hasta ahora el colaborador ha formado parte inconsciente del problema. Y como dijo Carl Young, “los
contenidos del inconsciente hasta que no se hacen consciente nos hacen cometer una y otra vez los mismos errores en la vida y usted lo llamará destino”.
Hay un antes y un después hasta que sabe qué puede hacer para formar parte de la solución. Averigüe lo que un colaborador puede y debe hacer para manejar adecuadamente la relación con un
jefe estresante. En realidad, saber gestionar adecuadamente las relaciones de trabajo es otra parte más de su trabajo. Ello no solo le otorgará la conservación de su puesto sino que le abrirá nuevas puertas y le garantizará salud mental y física. Sepa que todos los empleos del mundo y todos los puestos del mundo en cualquier ocasión recibirán el impacto del estrés y de personas estresantes.
Donde hay jefes estresados, suele haber empleados que cometen errores frecuentes en lugar de gestionar adecuadamente la relación.
Sepa como evitarlos y qué hacer en cada caso.
- Algunos colaboradores tienen pocas habilidades asertivas para establecer límites lógicos y razonables a sus tareas y cometidos. Si es empelado necesita mejorar su capacidad de decir “no” cuando está cargado de razón, expresando correctamente sus puntos de vista y sus argumentos a fin de garantizar la calidad de su labor y velar por los intereses de la unidad de trabajo. Faltaría a su profesionalismo si aceptara las condiciones que tratan de imponerle.
- Otras veces aceptan sumisamente prácticas profesionales nocivas. Si acepta encargos imposibles, su calidad profesional bajará en picada, sus resultados se empobrecerán y su jefe le recriminará con razón. Es la pescadilla que se muerde la cola. Deje claro que está aceptando una mala praxis profesional y eso puede traer complicaciones que no va a asumir.
- Algunos individuos no son concientes de sus límites y aceptan trabajos fuera de horario, tareas imposibles y ritmos trepidantes. Haga ver que los resultados negativos no dependen exclusivamente de usted sino del contexto en que son encargados.
- Muchas veces me comentan colaboradores que hace tiempo que mantienen cargos o puestos que han quedado desfasados en relación con las tareas que actualmente desempeñan. Revise su situación contractual o los contenidos del puesto, en su evaluación anual revise su estatus en lo relativo a la relación jefe-empleado. Es el momento para decir algunas cosas.
- Los jefes estresantes a menudo no son conscientes de ello. Como ya he comentado, dejarlo claro por parte de las personas de su entorno puede ayudarles mucho. Unos se tomarán el estrés como “parte del lote”, otros lo tomaran como “algo necesario en su puesto trabajo” y otros tomarán nota.
FRENAR LOS AGOBIOS
Cada vez se extiende mas la idea que agobiar a la plantilla se traduce en mejores resultados. Para respaldar esta falsa creencia, los datos de España muestran que está a la cola de la productividad en la Unión Europea, a pesar de que tenemos las jornadas laborales más largas y menos festividades. Es decir, el rendimiento esta en claro entredicho. Luego habrá que cambiar la forma en que trabajamos,
creencias, algo de la cultura, así como algunos hábitos en el liderazgo y en los estilos de trabajo actuales. Y para ello, antes es preciso conocer los estilos de liderazgo y los procesos y sistemas organizativos que contribuyen a la sostenibilidad de las personas que producen los resultados.
No acepte un trato inapropiado. Haga ver qué comportamientos no son razonables. Si su jefe está algo malhumorado últimamente, exprésele esta situación y sus limitaciones. Hágale entender que es la peor forma de esperar lo mejor de las personas encargadas de hacer el trabajo del cual su jefe se servirá cara a los clientes. En suma, no deje que esta situación profesional se consolide en su entorno de trabajo. Cada día que pasa, la enfermedad se acentúa y puede llegar a hacerse crónica.
Publicado en la Revista Capital Humano, Edición para Chile