Por Sonia Soto – Experta en desarrollo de personal e inteligencia emocional
La creación de un hábito varía entre veintiuno y sesenta y seis días; según diversos teóricos de la conducta. Los hábitos, actitudes o habilidades personales se aprenden a lo largo de la vida y un adulto lleva años de reforzamiento de su conducta: repite un hábito cada día, cada semana, cada año: lo reafirma. Dictar un curso de habilidades de unas horas, es enfrentarse a los años vividos de la persona.
Capacitar es enfrentarse, además, a otros factores externos a la persona; entre ellos: sueldo, trato, reconocimiento, valores, voluntad, seguimiento y soporte después de la capacitación.
Algunos Tips para elaborar un exitoso plan de capacitación 2018:
Sueldo. El empleado puede tener la mejor capacitación, pero si su sueldo está por debajo del mercado o percibe que da mucho más de lo que recibe, su motivación para aprender será mínima. Busca una coherencia entre lo que los colaboradores aportan a la empresa y lo que reciben de ésta.
Trato. Si el trato a la persona es percibido como maltrato o desinterés, el aprendizaje se bloquea. Muchos empleados trabajan resentidos y cumplen lo mínimo cuando tienen un jefe tóxico. Una mirada dura o un “ninguneo” silencioso puede ejercer un efecto demoledor en su moral. Habla con los jefes de la importancia de tratar con respeto, de escuchar, de prestar atención al personal.
Valores. Si el empleado ve que el jefe roba sus ideas o que a un compañero se le pasa por alto sus faltas, poca gana tendrá de ir a un taller sobre cómo trabajar en equipo. Instaura mini reuniones periódicas, que escojan un valor cada día y que compartan lo que cada uno piensa. En J.V. Resguardo, hacen reuniones donde cada trabajador expone ante los compañeros, sobre su familia, sus costumbres, sus antepasados, sus sueños…
Voluntad. Si la voluntad en el trabajador falla, puede que necesite ayuda: una leve depresión, fuerte estrés, mala alimentación o disfunciones en la química del cerebro disminuyen la energía. Es recomendable hablar con el trabajador y preguntarle sobre estos aspectos para ver cómo se le puede ayudar.
Reconocimiento. Cuando reconocemos un trabajo bien hecho: una palmadita en la espalda, una notita agradeciendo un esfuerzo extra: “gracias por tu intervención, salvaste la reunión con el cliente”, “gracias por quedarte hasta tarde, pudimos entregar el proyecto a tiempo” … la persona se sentirá apreciada y aportará muchas cosas más. Fomenta en los jefes el reconocimiento sencillo pero honesto con su gente.
Seguimiento y soporte. Reforzar y premiar la práctica de lo aprendido después de la capacitación es esencial. Los dos meses siguientes son críticos para asentar el nuevo conocimiento; el jefe directo y personal de recursos humanos pueden fomentar micro reuniones para dialogar cómo están aplicando lo aprendido, promover que los trabajadores se apoyen entre sí cada vez que observan una actitud correcta; premiar al trabajador cada vez que actúe según lo aprendido: un “muy bien hecho”; “qué bien aprovechas las clases” “te felicito por tus mejoras”… dicho con verdad y sin falsos halagos, hará del curso al que asistieron, un éxito y la capacitación habrá sido una excelente decisión con resultados palpables y cuantificables en el cambio y mejora actitudinal de los participantes.