Por Marcial Rapela – Head Office en Bain & Company Chile
Toda empresa que se vea enfrentada a realizar cambios al interior de su organización, debe considerar que gran parte del éxito de ella tiene directa relación con el rol que lleva a cabo el director de recursos humanos: este ejecutivo cuenta con una función primordial, ya que sobre él recae la responsabilidad de entregar las herramientas a los colaboradores para responder de forma adecuada al cambio.
Para nosotros, los directores de recursos humanos, más efectivos son aquellos capaces de impulsar la transformación generando el ambiente propicio para ayudar a implementar los cambios en tres niveles de la organización:
- En los puestos más altos, cumplen con la función de ser “relatores de la verdad”, realizando coaching tanto a los equipos líderes como al CEO de la empresa, con la finalidad de alinearnos ante una visión estratégica clara que les permita alcanzar un nuevo nivel de compromiso con la organización. A su vez, juegan un rol crítico ayudando al CEO a elegir al equipo correcto y a componer el nuevo modelo operacional que servirá como puente entre la estrategia y la ejecución.
- En los cargos medios, estarán a cargo de identificar a potenciales líderes y acelerar su desarrollo. En un contexto de cambios, la nueva generación se transformará en un elemento especialmente valiosos por dos razones: la mayoría están listos y dispuestos a mover las piezas claves para producir los cambios; y si tienen éxito, se encargarán de “evangelizar” sobre el cambio y demostrar que esta transformación puede ser más una oportunidad que una amenaza.
- Finalmente, en la línea de frente, los directores de recursos humanos integrarán los últimos cambios, con un acercamiento claro y práctico para estimular la cultura y cambiar antiguos hábitos. La mayor parte de las definiciones sobre la cultura de la empresa incluyen tres componentes: la misión de la compañía, un set de estamentos sobre valores y creencias, y el comportamiento actual que conllevará estas aspiraciones de vida.
Uno de los desafíos será separar aquellos hábitos serán necesarios mantener y aquellos que deberán eliminarse.