Por Lixin Jiang – Profesora asistente de psicología industrial y organizacional en la Universidad de Wisconsin (Oshkosh)
Digamos que es abogado y está evaluando propuestas laborales rivales; una de un bufete de abogados y otra para un puesto de asesor general de una empresa tecnológica ¿Cuál debería tomar?
Los profesionales enfrentan esta pregunta todo el tiempo. Un grupo de factores (desde el equilibrio entre la vida personal y laboral hasta el salario y la cultura de la compañía) afectarán su elección. Pero nuestra investigación sugiere que la clave puede estar en el grado en que esa función sea crucial para la misión de la organización.
Las funciones que son «vitales» (un abogado en un bufete, un comercializador en una empresa de marketing, un programador en una empresa tecnológica) confiere un número de beneficios para la persona que las tiene.
A lo largo de una serie de cinco estudios, nos dispusimos a entender los costos y beneficios de ser una pieza clave. Una posición central ofrece recursos críticos irreemplazables sin los que una empresa no podría lograr su misión.
Un bufete de abogados no puede proveer servicios legales sin abogados, pero una empresa tecnológica puede operar sin un consejero general. Para cualquier función determinada, cuanto más penetrantes sean sus actividades dentro de la empresa, más esenciales.
¿Es tan especial ser pieza clave organizacional? Mientras que ser necesitado e importante puede aumentar la seguridad laboral, también puede resultar en largas horas de trabajo o interrupciones frecuentes.
Predijimos que ser pieza clave llevaría a una mayor percepción de trabajo significativo y a un mayor compromiso emocional con la organización, con niveles más bajos de percepción de inseguridad laboral y menos desgaste laboral.