Por Giancarlo Ameghino (Perú) Gerente de RR.HH. Grupo Crosland
El Estado Peruano a través de la Ley N°29783, Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo, mantiene una política nacional de control y fiscalización hacia las instituciones públicas y empresas privadas, para que estas pongan en práctica la prevención en seguridad y salud en el centro de trabajo.
De acuerdo a cifras del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, el año pasado, a nivel nacional, hubieron cerca de 22,000 incidencias relacionadas a riesgos en la seguridad y salud en centros de trabajo. De estas cifras, 179 fueron accidentes mortales y más de 20,000 fueron accidentes peligrosos. ¿Es útil o no la ley y su cumplimiento? Más que tomar conciencia y establecer matrices de riesgos y peligros en nuestras organizaciones, es de vital importancia rescatar la relevancia de la Ley 29783: ser agentes de transformación a fin de configurar una nueva y sólida cultura de prevención, seguridad y bienestar del trabajador peruano.
Las empresas no sólo deben preocuparse por cumplir la Ley y evitar pérdidas y sanciones monetarias. El verdadero rol es fomentar esta cultura preventiva como una buena práctica laboral. Aunque irrumpa la forma de ser que tenemos, la prevención es un elemento clave para el desempeño óptimo de las organizaciones en sus operaciones. Ello conlleva a espacios laborales donde la integridad, la seguridad y la salud de los trabajadores es parte de la forma de ser de las organizaciones.
Muchas empresas e instituciones comienzan a tener resultados positivos de reducción de siniestralidad cuando comienzan a aplicar normas e invierten en tecnología. Esta inversión se aplica a la implementación y mejora de equipamiento y procesos que ponen énfasis en la seguridad. Estas políticas empresariales obligan a buscar más alternativas. La principal es fomentar una actitud preventiva, que en sí misma es una medida de seguridad. Si nuestros colaboradores no cambian, ni la mejor tecnología será un instrumento exitoso. Mientras lee este párrafo, la OIT ha reportado que cada 15 segundos, 153 trabajadores tienen un accidente laboral.
Según el mismo reporte, más de dos millones de personas mueren por accidentes o enfermedades relaciones con el trabajo. ¿Es el peligro nuestro enemigo? Nuestro principal antagonista es la rutina. La cotidianidad puede hacernos creer que somos invulnerables porque no nos pasa, hasta cuando nos pasa. Esta gestión del cambio debe partir desde los puestos gerenciales, quienes cargan hasta responsabilidad jurídica.
La seguridad y la salud de nuestros colaboradores no nos obligan a cumplir una ley, sino a transformar una cultura, que se conviertan en modo de ser y actuar en nuestras organizaciones.