Curando “enfermedades conductuales” a través de la percepción

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Por Fernando Gil (Perú), Socio fundador de HCN, Jamming y CIMEXPA

El proceso de desarrollo humano sigue un patrón “H – E – P –A –R” (Hechos, emociones, pensamiento, acción y resultados). Ocurren una serie de hechos, que le generan a uno una serie de emociones, que nos lleva a determinados pensamientos, que generan determinadas acciones o conductas que terminan dando determinados resultados. Cuando los resultados no nos gustan, podemos cambiar las conductas o acciones o los pensamientos o cómo nos sentimos con respecto a los hechos. Los hechos, son circunstancias que ocurren y “poco” control podemos tener sobre ellos. La física cuántica dice que sí tenemos control sobre ellos porque los atraemos energéticamente con los pensamientos y/o las emociones, muchas de las cuales vienen de programas del árbol genealógico. Resonamos con ciertas circunstancias que atraemos a nuestra vida con la finalidad de aprender algo.

Determinados programas emocionales o mentales crean la enfermedad. Otros crean patrones conductuales disfuncionales a los que les llamo “enfermedades conductuales”. En muchas oportunidades se contratan procesos de coaching para desarrollar habilidades “sustitutorias” a esos patrones conductuales disfuncionales porque deterioran el clima, atentan contra la cultura, el modelo de liderazgo de la compañía y/o terminan afectando los resultados económicos de la empresa.

Todos nacemos y desarrollamos (epigenéticamente) “enfermedades conductuales”. Algunos las hemos neutralizado y otros las hemos transformado. Para los muchos que todavía vivimos a través de ellas es fundamental reconocer que la toma de conciencia de la disfuncionalidad es el primer gran paso. El siguiente es identificar la circunstancia del pasado que generó el quiebre emocional y que nos llevó a construir la creencia limitante. Hasta aquí se ha hecho más del 50% del trabajo transformador. Con sólo la toma de conciencia ya hay un cambio de percepción.

¿Cuáles son los pasos para continuar con este proceso?
Una vez que se ha identificado la circunstancia del pasado que generó el conflicto emocional, el siguiente es tomar conciencia de la emocional social que es aquella que está socialmente permitida. Ante una determinada situación uno puede sentir rabia. La puede expresar, puede posteriormente hablar de ella. Cuando lo hace, quienes escuchan reconocen que era lógica una reacción de ese tipo. La persona tiene que reconocer cuál de las cuatro emociones (descartamos la alegría por tratarse de un conflicto emocional) representa mejor a la emoción social: rabia, tristeza, miedo o asco. La persona debe ubicar dónde en su cuerpo siente esa emoción. Al hacerlo uno puede verificar si la emoción “se siente” en esa parte del cuerpo: rabia se siente en el estómago, miedo en el pecho, tristeza en el cuello, asco en la boca del estómago y/o en la boca.

Inmediatamente después la persona debe expresar qué sintió. Muchos de esos sentimientos son palabras con terminación “ado” (frustrado, angustiado, enfadado, etc.). Luego, la persona debe identificar qué pensamientos estuvieron en su mente. La conexión con el momento de conflicto tiene que ser muy real y profunda y para ello se puede utilizar hipnosis Ericksoniana. Las expresiones tienen que ser en primera persona y en momento presente. Una de esas expresiones debería ser lo que la persona le quiso decir a la otra en conflicto. Es visceral. Luego de ello, es importante conectar a la persona con la emoción oculta, la más profunda, de la que no se ha tomado conciencia. Se vuelve a comprobar dónde siente en el cuerpo esa emoción. Ésta es la generadora de la enfermedad o “enfermedad conductual”.

Hasta allí, el proceso de cambio de percepción se ha intensificado de manera muy significativa. La persona ha tenido una toma de conciencia de segundo nivel.

Para montar la creencia potenciadora o transformadora, recurrimos a la PNL (Programación neurolingüística) que nos aporta el uso de recursos. Un recurso es aquella habilidad, capacidad o virtud que el individuo cree que si hubiera estado presente para él en la situación de conflicto ésta habría sido percibida totalmente diferente y por lo tanto los resultados de la misma habrían sido satisfactorios en lugar de disfuncionales. Ejemplos de recursos son: asertivo, paz, equilibrio, tolerancia, compasión, amor, etc. Si la persona hubiese estado en paz o en equilibrio; si hubiera sido tolerante, asertivo o compasivo; si se hubiera revestido de amor, otra habría sido su reacción, su emoción, sus pensamientos y otros habrían sido los resultados del conflicto. Se le pide que recuerde una circunstancia en la que estuvo viviendo ese recurso (para demostrarle que efectivamente tiene la capacidad o virtud) y que la proyecte a la escena del conflicto y hacia su futuro. Con este mecanismo, la persona hacia un salto cuántico en su percepción logrando una transformación de tercer nivel.

La vida es como jugar con un video juego: primero lo miramos en la pantalla sintiendo que la vivimos: estamos disociados, yo aquí y el video juego allá. Supongamos que nos invitan a entrar al video juego y formar parte de él: nos asociamos, yo en el video juego. Luego de jugar un buen tiempo, nos dicen: ¡acabó el juego! Nos hemos compenetrado tanto con la realidad virtual del video juego que ya no creemos que lo sea. Estamos convencidos de que el video juego es la realidad, la verdad. Más aún, hemos llegado a “disfrutar” esa realidad virtual que consiste en sufrimiento, dolor, nuestro rol de víctima, culpables que nos acosan e innumerables quejas con respecto a otros y la realidad. Cuando cambiamos nuestra percepción y descubrimos que la realidad que percibimos tiene que ver con programas transgeneracionales o epigenéticos (alteraciones a la genética producto del entorno) no con la verdad, tomamos conciencia de que la enfermedad no tiene por qué ser una respuesta biológica al conflicto emocional del pasado. La “enfermedad conductual” o el comportamiento disfuncional empiezan a carecer de sentido. A partir de allí, estructurar y ejecutar planes de acción de mejora para darle consistencia a la nueva mirada, a la nueva perspectiva, a la nueva percepción se hacen fundamentales. El acompañamiento de un Coach, un terapeuta o un especialista se vuelve estratégico.

“No te daña lo que te falta sino la creencia de que lo necesitas” Rafael Vidac


Sobre el autor:

Fernando-Gil-BN120X120Fernando Gil Sanguineti (Perú), Máster en Economía y MBA de la Universidad de Pittsburgh, estudios doctorales en el IESE, Coach ejecutivo, de equipos y de vida, Master Coach y Trainer Internacional. Socio fundador de HCN, Jamming y CIMEXPA.

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