De la importancia del Título

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Por Ernesto Rubio – Ronald, Career Services Group

Definitivamente es sumamente importante contar con un Título Universitario; es más, para muchos expertos en gestión de talento, no poseerlo puede categorizar a un candidato como un profesional de segunda categoría.

Me pasó personalmente, pero en otro aspecto, que también te pone al filo de la navaja en la carrera y te cuestionas; esto fue cuando un presidente Cubano-Americano de una Corporación para la que fui CEO en Perú y que dominaba el Inglés como lengua nativa, me dijo en un taxi en Ciudad de México:

“Ernesto, aquel ejecutivo que hoy por hoy no domine el inglés como segundo idioma, puede considerársele como de segunda categoría…”.

Para mí, ese contundente comentario de un Presidente de Región fue como ese tipo de golpes que, en una, te hacen tomar real conciencia.  Resumiendo:  llegando a Lima me matriculé en un programa de inmersión total de inglés, porque al mío le faltaba estar al 90% y solo estaba en un 50%.  Pero el orgullo de no pasar a ser percibido como un ejecutivo de segunda categoría, me impulsó a perfeccionar mi segundo idioma, cuestión de foco en aspectos críticos para el desarrollo de carrera que estaba conduciendo.

Pero yendo al tema relativo a poseer mandatoriamente un Grado Académico, léase el ansiado Título Universitario y quizás otros Post-Grados relevantes:  en rigor académico, investigación y desarrollos científicos por 5 años consecutivos.  Pero me pregunto si eso agrega valor en el Arte de Gestionar con Liderazgo y resultados sostenidamente rentables y bien proyectados…  Las gerencias, los equipos y la empresa en general…  Yo creo que no tanto.

Cada profesional siempre tendrá su propia historia y sería incorrecto generalizar patrones en este sentido.  Pero sostengo que hoy, el Título Universitario es un requisito sine-qua-non en esta competitiva hora del mercado del trabajo.

Sin embargo, no todos pensamos así y consideramos que, en gran medida, hay profesionales de muy alto desempeño que responden a otro tipo de cualidades de gestión ejecutiva.  Y en la vida real, en el proceso selectivo ejecutivo, estas cualidades son las que más se valorarán (o seguirá valorándose, como en estos días); me refiero a aquella resuelta personalidad del candidato que, según su cronología de carrera, emana consistencia en saber para qué es bueno, dónde se proyecta estar y cuán comprometido está en ese propósito, siendo implícitamente poseedor de un sano y sólido marco de valores socio-culturales, cubiertos de clara integridad y tantos otros requisitos esenciales en el tan especial proceso selectivo que, en síntesis, no nos los enseñan en las aulas universitarias.

Sin embargo, basado en mis más de 15 años de experiencia en Consejería de Carrera, resalto que los que poseen esa personalidad sobria, racional, entusiasta y energética, con grandeza en humildad, conocimiento claro de su materia y generosidad intelectual, con real inclusividad, ya cuentan de antemano con aquellos atributos que son los que objetivamente buscan los mejores empleadores globales: ¡Alineamiento Cultural!

De otro lado, es bueno mencionar casos de Genios Innovadores que, a partir de sus proyectos, cambiaron el modo de vida de las personas.  No es coincidencia que los dos ejemplos de Líderes Globales ejemplares que cambiaron el mundo, hayan ido contra la corriente de la obtención de un Título Universitario, porque “patearon el tablero académico” por ir tras sus sueños, con un foco casi obsesivo, alimentado por una genial idea que germinó en su inteligente mente. Me refiero a Steve Jobs y Bill Gates; ambos fueron tras sus proyectos sin descanso y, gracias a su fe, foco y perseverancia en éstos, fueron totalmente exitosos, globales y rentables.

¿Se debieron estos inmensos resultados a los estudios universitarios? Considero que es casi imposible, porque no fueron más de dos semestres a la Universidad.

Gates y Jobs solo siguieron sus sueños y corazonadas, por lo que cabe cavilar por un momento en cuántos jóvenes, que bien pueden ser nuestros propios hijos o muchachos profesionales que aspiran un espacio en el mercado laboral, estudian una carrera que nunca ejercen o en la que no fluyen con felicidad inherente.

Los padres, muchas veces, somos culpables de no poner los reflectores en los talentos innatos de nuestros hijos; desoímos los anhelos que apasiona a cada quien, diferente que a los otros.  Respetar el don con alta responsabilidad es por todos lados aconsejable.  Conocerse en visión 360° será requisito, entonces, para armar ese perfil lleno de experiencias, seniority, logros y satisfacciones profesionales.

Visión 360°:

Deberá ser un auto conocimiento profundo, como un todo:  los estilos de personalidad, las fortalezas naturales o las áreas por desarrollar, pero también el estilo de liderazgo; así como saber, consistentemente:  en dónde quieres estar, qué quieres ser, qué quieres hacer y a través de cuáles móviles lo llevarás a cabo.

Ernesto Rubio

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