Por Rubén Dávila Calderón (Perú), Ex Gerente General, Human Resources System
¿Crecimiento = Desarrollo = Jerarquía?
Tradicionalmente hemos conceptualizado que crecer en una organización es ascender no solo remunerativamente, sino que además debe estar ligado al cambio de nombre del puesto, aunque dicho cambio no vaya de la mano necesariamente con el incremento de la responsabilidad o autoridad.
Habiéndose reducido las jerarquías en el organigrama, muchas organizaciones han optado por crear nombres diversos y rimbombantes a fin de motivar al colaborador en su afán por conseguir el status a través de la nomenclatura de su cargo.
Las nuevas generaciones ya no se compran este “Boleto” pues lo que buscan es definitivamente mayor responsabilidad (experticia) y exposición (oportunidad), la misma que le permite obtener un marketing interno (en la empresa)/externo (otras empresas).
Así tenemos que el crecimiento, tal como lo ven las nuevas generaciones, está centrado en adquirir experiencias en diferentes áreas y ocupar posiciones complementarias dentro de una misma área (generalistas multifuncionales). Y definitivamente es todo lo opuesto al perfil ideal que perseguía un profesional de hace 20 años.
Variables que afectan la toma de decisiones de una oferta laboral, ¿dónde y cuándo?
Primero, las preguntas que tenemos que resolver son:
1. ¿Cuál es mi nivel de aprendizaje y exposición con este cambio?
2. ¿El incremento remunerativo, justifica el incremen-to de responsabilidad?
3. ¿Cuál es mi siguiente escalón después de este cambio?
4. ¿Cuánto tiempo estoy dispuesto a permanecer en el siguiente puesto /cargo /empresa?
Segundo, debemos tener claro ¿Cuál es el riesgo que estoy dispuesto a asumir? La respuesta la vamos a encontrar en la teoría motivacional de Mc Cleland: LOGRO, siempre que la mayor responsabilidad sea yo mismo y no tenga dependientes (hijos chicos, padres ancianos, estudios autofinanciados, etc.); PODER toda vez que ya tengo cierta ubicación en el mercado externo / puesto interno y estoy rankeado. Un buen síntoma para un joven profesional es sin duda cuando está tentado permanentemente por Head Hunters; y en el caso de los profesionales maduros cuando el mercado está dispuesto a cubrir una compensación por encima de la banda salarial interna / externa. Estos casos rompen el principio de equidad, y pueden estar relacionado a determinados puestos (hoy en día construcción), o a personas, que por su pericia, conocimiento o manejo tecnológico se vuelven “indispensables” al menos temporalmente.
¿Por qué buscar una nueva orientación de carrera?
La velocidad, cambios y el nivel de obsolescencia de la tecnología es sin duda la “espada de Damocles” de la cual nadie puede escapar, y esta es cada día mayor en términos de cantidad, calidad y velocidad/tiempo con la que se tiene que manejar, aunado a ello la simultaneidad, es decir todo para ayer y con anticipación, pues he ahí la ventaja competitiva entre una empresa u otra, entre un profesional u otro.
La respuesta a la pregunta anterior es un devenir al cual no podemos escapar, pues estamos frente a la imperiosa necesidad de estar en la “cresta de ola”, como dice A. Toffler en su libro “La tercera ola”, pero lo que ocurre es que las olas son cada vez más altas y más fuertes y mas seguidas, por lo tanto la preparación que necesitamos para estar en ella es diametralmente opuesta año a año y no cabe duda que va en diferentes frentes y lo más delicado es que el próximo frente es cada vez menos previsible.
¿El “NIDO VACIO” y la reconversión laboral: Importante, necesaria, indispensable?
Para responder a nuestra cuarta y última interrogante debemos recurrir nuevamente a Mc Cleland cuando nos habla de la AFILIACION, que no es otra cosa que debemos ser conscientes que el cambio es una realidad, pero ese cambio debe ser planeado y va en una orientación programada de objetivos, indicadores y tiempos de cumplimiento.
Estos cambios van desde el crecimiento que ya comentamos líneas arriba, hasta la búsqueda de una estabilidad que me permita asentarme sin apuros y presiones como resultado de un proceso de consolidación de esa tranquilidad que todos anhelamos al final de una carrera laboral, en donde los hijos ya crecieron, donde mi presupuesto disminuye porque ya ellos incluso contribuyen con la economía de la casa. El gran problema es cuando no hemos conseguido que ello suceda y no hemos logrado que vuelen del nido hasta ahora.