Por Ignacio Iglesias, Managing Director de Globant en Perú
En Perú, durante el 2020, se perdieron alrededor de 1,1 millones de empleos afirma el Instituto Peruano de Economía. A la situación pandémica que sigue afectando al país, se le sumó una inestabilidad política y algunas variables económicas para tener en cuenta, como una inflación del 3,4 % en lo que va del año.
En una realidad que parece paralela, refleja el IDC, la industria de la tecnología a nivel local crecerá un 9 % en dólares a fines del 2021. Hay casos concretos de firmas del sector que escalan exponencialmente en el país.
Globant, unicornio tecnológico, duplicó su cantidad de empleados, pasando de 500 a más 1000 en menos de un año y Kambista, la casa de cambio digital peruana, ya se expandió en Argentina, Chile y México, abordando este desafío fundamentalmente con talento local.
Más allá del expertise de estas empresas hay un punto en común que explica el fenómeno: ofrecen un modelo de empleo sin fronteras y un salario porcentual por encima de la media, que le permite al trabajador tener un blindaje ante los escenarios ambivalentes de la región.
La explicación es muy simple: la tecnología no se limita a una industria o a un país, sino que la transformación digital es cada vez más transversal al mundo de los negocios, al punto tal que en 2022, el 65 % del PBI global estará digitalizado. Esto genera que haya una demanda enorme de profesionales de IT. Por ejemplo, en la región se necesitarán alrededor de 1,2 millones de desarrolladores, anunció el BID.
Ante esto, grandes firmas multinacionales posan sus ojos sobre Sudamérica. Una razón son los costos y los marcos de incentivos crecientes para la industria digital como en Colombia y próximamente Ecuador, pero otra muy importante es que cuenta con talentos ubicados en diferentes puntos dentro de cada país.
Campiñas -a 100 kilómetros de distancia al norte del Estado de San Pablo- fue elegida por Lucent, Samsung, Dell, Motorola, entre otras tantas firmas. Hoy es el polo tecnológico más importante del país y representa el 1.8% de su PBI, siendo una de las regiones fuera de las capitales estatales que más aportan al Producto Bruto Interno de Brasil. Lo mismo ocurre con Medellín, donde la industria es un catalizador de oportunidades y distribuidor de riqueza de forma federal.
Perú no escapa a esta tendencia; grandes jugadores de la industria como Facebook y Google apuntan muchas de sus búsquedas en la zona de Arequipa, entendiendo que allí hay una estructura importante para potenciar a la fuerza laboral del futuro. Globant ya anunció que seguirá expandiéndose también.
Las oportunidades para el país están ahí para ser aprovechadas. Aún hay 17 mil puestos de trabajos relacionados a la tecnología por cubrir, y la cifra aumentará con el correr del tiempo. Si tenemos en cuenta que – según lo que afirma HRMate – un sueldo de un profesional podría alcanzar los 25 mil soles, el potencial de Perú es enorme.
Los desafíos para el sector privado que opera en Perú son vitales, sobre todo, en términos de federalización y reducción de brechas educativas y de género.
La industria se encuentra, dentro de los parámetros keynesianos, en una situación de pleno empleo y es una de las puertas de entrada más importantes para integrar a más cantidad y mayor diversidad de personas, con proyección profesional.
Las empresas tenemos que seguir educando sobre el potencial de las TICS, y abrir este juego a las distintas regiones del país, para democratizar las chances de un modelo de trabajo estable y con proyección
La transformación digital también permite blindarse ante la incertidumbre, y esa es una oportunidad que Perú no puede dejar pasar.
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