Por Aaron Ruiz Huarca – Consultor Sennior en Recursos Humanos y Estrategia en Rentability On Investment Empresa (ROI)
El Informe Mundial de la Felicidad publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (SDSN) es una encuesta del estado global de la felicidad en la que se basa en la percepción de la libertad, el apoyo social, la generosidad, la expectativa de vida, la corrupción y el PIB per cápita de los países.
La primera publicación fue realizada en el año 2012, y desde entonces, ha sido reconocido y añadido por más países y más factores de evaluación. En el presente año 2017, salió el resultado del quinto informe, como motivo del Día Internacional de la Felicidad, celebrado el 20 de marzo de cada año.
La felicidad se considera como la medida adecuada del progreso social y el objetivo de las políticas públicas. A mediados del 2016, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el club de miembros de países líderes en economía, al que el Perú aspira ingresar, se comprometía a redefinir la narrativa del crecimiento para poner el bienestar de las personas en el centro de los esfuerzos del gobierno.
Según Jeffery Sachs, director del SDSN y asesor especial del secretario general de la ONU, manifestó que «los países felices son los que tienen un equilibrio saludable de prosperidad, medida convencionalmente, y capital social, que significa un alto grado de fe en la sociedad, baja desigualdad y confianza en el gobierno».
Se puede medir en base a diferentes dimensiones sobre cómo las personas evalúan la calidad de vida de manera general: estados como la esperanza de una vida sana, la percepción sobre la honestidad y generosidad general, el disfrute, el estrés, la preocupación por su día a día, las preocupaciones sobre el Gobierno y la ausencia de corrupción, los ingresos o su satisfacción respecto a su lugar de trabajo, etc.
Sin embargo, los factores clave son los factores económicos (como el ingreso y el empleo), sociales (como la educación y la vida familiar) y la salud (mental y física). Sin embargo, en los países ricos y pobres, las diferencias de felicidad no se explican principalmente por la desigualdad de ingresos, si no por las diferencias en salud física y mental y de relaciones personales. En los países más pobres, los ingresos tienen mayor influencia, sin embargo, en términos generales, la principal fuente de miseria es la enfermedad mental. En todos los países, la salud mental siempre es, por lo menos, más importante que la salud física.
Se podría dar por entendido que, en todos los países, habría menos miseria si menos gente viviera sola. La educación tiene una consecuencia positiva en todos los países, sin embargo, lamentablemente está por debajo de los ingresos económicos. En lo que respecta al empleo, un empleo en el que se sufre puede ser peor que ningún empleo en lo absoluto
En el Perú
El Perú está entre los países menos felices de la región LATAM, ubicándolo en el puesto 8 de 10. A nivel global, ocupa el puesto 63 de 155 países en el mundo. A pesar de ser uno de los países más bajos, es uno de los países que mejoró más la sensación de felicidad en el mundo.
Referencia
Helliwell, J., Layard, R., & Sachs, J. (2017). World Happiness Report 2017, New York: Sustainable Development Solutions Network.