Por Rafael Zavala Battle, Gerente General, Laborum Perú. www,laborum.pe
¿Cómo convertir el trabajo que tienes en el trabajo que sueñas? A simple vista, la respuesta parecería muy obvia, y podría ser “con un aumento de sueldo”. Sin embargo, no nos damos cuenta de que caer en esas “trampas mentales” es peligroso, básicamente porque un aumento de sueldo alegra el primer día, pero luego uno se acostumbra a dicho sueldo y si odiaba el trabajo –porque lo sentía rutinario, por temas de clima laboral o cualquier otra razón-, lo seguirá odiando después.
Trabajo en una compañía de selección de profesionales y hace unos años se me ocurrió preguntarles a algunos candidatos: ¿Para qué quieren trabajar? Resumiendo sus respuestas, comenzaron diciendo que para ganar dinero. OK, les comentaba yo, ¿y para qué quieren ganar dinero? “Para comer”, respondían. ¿Y para qué quieren comer? La mayoría contestaba que para vivir, entonces venía mi pregunta decisiva: ¿y para qué quieren vivir? La gran mayoría me contestaba para ser feliz.
Pero como no podía con la curiosidad, seguía preguntándoles: ¿Qué es ser feliz? Después de muchas respuestas, llegué a entender que felicidad es vivir con la conciencia tranquila por saber que estás haciendo lo que puedes para lograr los objetivos que te trazaste en todos los ámbitos (espiritual, personal, familiar, laboral y social).No depende exclusivamente de ningún factor, tampoco del dinero –hay mucha gente con dinero que es estructuralmente infeliz-, de la compañía donde se trabaja y ni siquiera de la salud (cuántos enfermos felices conocemos).
Entonces la pregunta del millón sería: ¿cómo encuentro un trabajo que me haga feliz? Pues buscando aquel que te permita maximizar tu remuneración relacionada con la calidad de vida que quieras tener, a lo que se llama “salario emocional”. Y es que la mayoría de nosotros no trabajamos exclusivamente para nuestras empresas o nuestros jefes, trabajamos para cumplir nuestras metas más íntimas; muchos lo hacen para sí mismos, para demostrarse que pueden cumplir un reto personal, otros lo hacen por un sentido de trascendencia y otros para brindarle lo mejor a su familia.
Importante Soñar Despierto
Hace unos meses tuve la suerte de escuchar una excelente conferencia en la que nos preguntaron con cuál de estas frases nos sentíamos más familiarizados: “Hago lo que me gusta” o “Me gusta lo que hago”. Detrás de estas palabras se encuentra quizá una de las principales conclusiones de este artículo. Aquellos que escogieron la primera (hago lo que me gusta) se estrellarán contra la realidad tarde o temprano, ya no podemos vivir pensando que en el trabajo hacemos solo lo que nos gusta, muy por el contrario.
La segunda frase, a simple vista, no es tan atractiva, pero esconde uno de los secretos mejor guardados para ser feliz. Ya lo decía Jean Paul Sartre: “La felicidad no está en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace”. Y es que con la forma de pensar de este esquema podremos ser felices en nuestros trabajos, atrapando lo mejor de lo que nos pasa, haciendo que nos guste, ya que de lo contrario nos parecerá rutinario (cualquiera que sea el trabajo) y terminará por aburrirnos. Qué importante es automotivarse, crearse retos internos en el trabajo, saberse dueño del propio destino, soñar con un modo de trabajar que incluya pasión y diversión, porque así se trabaja mejor. Nuestros gestos al entrar y salir de nuestro trabajo dirán si lo hemos conseguido.
¿Qué necesitamos? Cultivar el compromiso, la pasión y la humildad, elementos fundamentales para salir adelante. Ahora, prima hermana de la paciencia y la humildad es la perseverancia, compañera inseparable de la disciplina y el trabajo cotidiano bien terminado. Pero sobre todo, hay que tener mucho optimismo y entusiasmo, gran pasión por hacer y terminar el trabajo bien hecho.
Santiago Alvarez de Mon, brillante maestro y profesor del IESE, decía que lo que el apetito es con relación a la comida, es el entusiasmo con relación a la vida. A un niño podemos obligarlo a irse a dormir, pero no a que confíe en nosotros. A un profesional se le puede presionar para que cumpla, pero no para que se entusiasme. Es lo mismo que la comida hecha sin pasión .Puede salir bien, pero no sale deliciosa. Una cosa es cumplir y otra, distinta, poner el alma. Y el alma solo se pone cuando hay pasión. Y hay pasión cuando la visión y el propósito de la empresa y la visión del equipo están alineados.
El Estrés, fiel compañero de camino
Tomando en cuenta, querido lector, que en promedio nos quedan 30 años de vida laboral (10,000 días aproximadamente), y que es en el trabajo donde pasamos la mayor parte de nuestra vida, es imperativo descubrir cómo hacer para pasarla bien aprendiendo a manejar las variables que dependen de nosotros, incluyendo, cómo no, a ése amigo inseparable –culpable de canas, gastritis, enfermedades y cambios de humos- que es el estrés.
Aquel brillante psicólogo, escritor y sobreviviente de Auschwitz, Víctor Frankl, decía que lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que le merezca la pena. El hastío es hoy causa de más problemas que la tensión y, desde luego, lleva más casos a la consulta psiquiátrica.
Existe actualmente una idea de que el estrés debe eliminare a cualquier costo para vivir una vida relajada, sin embargo, lo curiosos es que cuanto más lo intentamos, más estresados acabamos. La vida sin estrés no sería vida. Estamos tan presionados para evitarlo que perdemos el placer que conlleva afrontar desafíos estimulantes.
Stone Zander nos dice que el problema no es nuestra exposición al estrés –un despertador que nos saca de la pereza y la somnolencia- sino nuestra escasa capacidad para responder a sus demandas y requerimientos. “No existe el mal tiempo, sino ropa inapropiada”. Si no me abrigo bien cuando hace frío, si no saco paraguas cuando llueve… el problema no es el clima, sino mi imprudencia e insensatez al salir de casa
Si no aprendemos a vivir en la incertidumbre, a nadar en aguas turbulentas, a develar misterios eternos, el estrés será un ladrón que nos robe la salud, paz, alegría, tiempo y concentración. La gente asegura que la vida moderna es estresante, pero el estrés no es una característica de la vida ni del tiempo, sino de las personas. El estrés no llega desde el entorno, viene de las mentes de los estresados. Sufrimos desde el pensamiento. Hacemos ciertos supuestos sobre el mundo y nos quedamos apegados a esos supuestos.
Noto los primeros síntomas de estrés cuando llego a casa y sigo conectado mentalmente al trabajo. Es en esas ocasiones cuando necesito encontrar equilibrio. Las salidas o el deporte pasan entonces a ser no solo una diversión, sino un punto más en mi agenda. Empiezo a querer estructurar todo. A controlar todo para tenerlo equilibrado.
Una genial obra maestra es la película “La vida es bella”. En ella, un padre se esfuerza heroicamente para ahorrarle sufrimientos a su hijo y le hace creer que toda la dramática situación que viven es una comedia. Gracias al “payaso” de su padre, el niño no es perjudicado por ningún trauma tras tremenda experiencia. Mantenerse fuerte en la adversidad, esconder tus debilidades y saber enfocarte en tus puntos fuertes es una manera inteligente de gestionar el estrés.
Conclusiones
Mi meta laboral para el 2011 es ayudar a formar una empresa muy competitiva, muy rentable para el accionista y para los que trabajan en ella, con un nivel de gestión de máxima eficiencia, pero cuyo índice final para definirla como verdaderamente exitosa sea la “sonrisa y bienestar” de aquellas personas que dan sentido a mi vida que es mi familia. A eso aspiro, a nada más… y a nada menos.
Todos queremos trabajar en una empresa que rompa esquemas, que rompa paradigmas, que rompa récords de ventas, utilidades, bonos, pero quizá sea uno de los temas más importantes y descuidados el que rompa récords de satisfacción por parte de la gente que trabaja en ella.. Eso depende en gran parte de nosotros y, como bien afirma una frase que se aplica a los matrimonios: mi felicidad depende de la felicidad de mi mujer, luego, debería estar más enfocado en hacerla feliz a ella. Extrapolando esa realidad, si quiero ser feliz en mi trabajo, debo enfocarme mucho más en hacerlo llevadero y divertido a los demás.
¿Y cuál es la fórmula? Invierta más en la persona y no tanto en el profesional. Ayudaría bastante comenzar haciendo algo de arqueología interior para conocer nuestros puntos y nuestras áreas de mejora, las competencias y valores que nos faltan y una vez identificados estos últimos trazarse un plan concreto. Este plan para adquirir lo que nos falte y potenciar lo que tenemos se da a través de un plan de mejora personal que implique el desarrollo de actividades concretas, practicarlas (el único modo de adquirirlos es con la repetición continua) y controlar los resultados cada cierto tiempo.
El trabajo perfecto será perfecto si nos hace felices y nos reta, no si somos “gerentazos” o si recibimos un sueldazo, estas son variables que ayudan pero no definen el nivel de satisfacción.
Como decía Tony Robbins, acaso el gurú más famoso en temas de motivación hoy en día: “El secreto del éxito en el trabajo consiste en aprender a usar el sufrimiento y el placer, en lugar de permitir que estos utilicen a uno. Si se hace así, ejercerá el control no solo sobre su trabajo sino también sobre su propia vida. Sino, la vida le controlará a uno”.
Los animo a trabajar, vivir y soñar apasionadamente, ya que cuando uno encuentra el balance perfecto entre esas tres variables, definitivamente vive mejor… y de eso se trata la vida. Son momentos inolvidables, instantes muy cortos en los que emociones y sentimientos humanos quedan grabados a fuego de manera indeleble en la memoria. No dudo de que en nuestro trabajo hayan habido muchos de esos acontecimientos centrales y definidores. Yo creo que los mejores momentos de nuestras vidas son aquellos que vienen como resultado de nuestro esfuerzo al límite en cuerpo y alma para conseguirlos y es que mientras más nos ha costado, más valoramos lo que conseguimos. Eso es lo mejor que tienen los sueños imposibles, que a base de esfuerzo, perseverancia, talento y la ayuda de Dios, se hacen posibles. El simple hecho de soñar despiertos ya es triunfar.