Por Laura Delgado de los Reyes – abogada laboralista de Bufete Barrilero y Asociados
«La eficiencia se alcanza cuando la cosa correcta se hace de la manera correcta, por el empleado adecuado, en el lugar y en el tiempo debidos”. A principios del siglo XX, el estadounidense Harrington Emerson, en su libro “La Eficiencia como base de las operaciones y los salarios” demostró cómo la eficiencia en la empresa está ligada a una adecuada organización de los Recursos Humanos.
Desde Emerson la búsqueda del equilibrio organizativo de los trabajadores ha sido constante en el mundo empresarial, a pesar de que la rigidez del ordenamiento jurídico en ocasiones no lo haya facilitado.
En España, la reforma laboral de 2012 ha tratado de adaptar el marco legal a la realidad económica y organizativa de las empresas, con un conjunto de medidas dirigidas a impulsar la flexibilidad para así luchar contra la precaria situación que soportan miles de empresas desde el inicio de la crisis.
La reforma dedicó buena parte de sus esfuerzos a adoptar medidas alternativas a la destrucción de empleo, como la distribución irregular de la jornada, la mayor polivalencia funcional al desaparecer el concepto de categorías profesionales o la facilidad para llevar a cabo una modificación sustancial de las condiciones de trabajo.
En este terreno, hay un aspecto menos conocido, y que apoya la línea que hace un siglo comenzó Harrington Emerson con la búsqueda de la eficiencia en la empresa: el sistema de Bolsa de Horas como una fórmula ideada para conseguir un mayor margen en materia de distribución irregular de la jornada.
En síntesis, el sistema de Bolsa de Horas es un mecanismo que permite a las empresas adaptar parte de la jornada de sus trabajadores a los periodos en que más se necesita, de manera que pueda corregir sus desajustes organizativos y productivos.
En este sentido, el sistema de Bolsas de Horas permite a las empresas adaptar la jornada laboral de sus trabajadores a las necesidades heterogéneas de diferentes sectores, con demandas estacionales en muchos casos y, sobre todo, ante posibles fluctuaciones de la actividad en momentos de descenso de demanda.
Así, este sistema permite computar las horas trabajadas y las no trabajadas a lo largo del año, creando saldos positivos y negativos de horas por trabajador, que se compensan en el transcurso del tiempo sin sobrepasar el límite de jornada anual correspondiente.
La empresa podrá en determinados periodos del año “deber” horas que los trabajadores ya han trabajado por encima de la jornada habitual sin abonarlas o bien podrá ser acreedora de horas ya abonadas pero no trabajadas, siendo unas y otras integradas en la bolsa para su compensación.
El sistema se puede establecer bien mediante regulación en convenio colectivo o por acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores, o bien, “en defecto de pacto”, la empresa puede establecer de forma unilateral un máximo del 10% de la jornada de trabajo, de compensación anual. Las restricciones que recoge la Ley a este respecto son escasas, entre las que destaca la obligación de respetar los periodos mínimos de descanso como norma de derecho necesario.
La Bolsa de Horas se presenta como una alternativa a las ya conocidas medidas de adaptación de jornada como los expedientes de regulación de empleo temporal de suspensión o reducción de jornada, con la ventaja añadida de su aplicación instantánea y suprimiendo las dificultades de ejecución de toda índole que la aplicación de éstas generan (como por ejemplo, el aumento de las inspecciones por las Autoridades Laborales, la desaparición de bonificaciones y la supresión de la reposición del derecho a la prestación por desempleo).
Además, puede suponer un instrumento complementario para reducir el impacto de estas medidas e incluso, en ocasiones, una fórmula sustitutiva de procesos de reestructuración empresarial más drásticos como las extinciones colectivas o las reducciones salariales. Las empresas pueden beneficiarse de su aplicación ya que permite reducir las horas extraordinarias y eliminar sus costes asociados, y favorecer a su vez la creación de empleo alternativo.
El reto de la aplicación del sistema
El sistema de Bolsa de Horas se encuentra a día de hoy poco desarrollado entre las empresas de nuestro entorno dado que han surgido serias dudas respecto al procedimiento de aplicación. No obstante, durante estos dos años de reforma se han producido varios pronunciamientos judiciales de manera que las lagunas sobre la aplicación del sistema están en buena medida resueltas.
En el entorno actual, las empresas se enfrentan a la necesidad de dotarse de mecanismos de corrección de sus desajustes organizativos y productivos como respuesta a la incertidumbre de las perspectivas económicas. La Bolsa de Horas se posiciona como una fórmula innovadora que debe suponer una revolución en la manera de concebir la eficiencia de los Recursos Humanos en el entorno de la empresa.
Pues en definitiva, el sistema de Bolsa de Horas es una herramienta de adaptación de la jornada laboral enfocada a mejorar la competitividad y viabilidad empresarial, que se presenta como alternativa a otras medidas hoy mucho más usuales en los procesos de reestructuración de plantilla.
La implantación de este Sistema, a pesar de la complejidad de los aspectos legales que la rodean, supone una herramienta de aplicación directa que permite a la empresa adaptar su sistema organizativo interno de forma instantánea.
Fuente: Circulo