Por Ernesto Rubio – Ronald, Career Services Group
Está científicamente probado que trabajar en algo que produzca disfrute, sentido, propósito y en lo que uno tenga los dones particulares para llevarlo a cabo satisfactoriamente, aumenta ostensiblemente la productividad y el compromiso en la organización para la que se trabaja.
Adicionalmente, la persona que de su trabajo hace un goce diario, generando endorfinas y hasta un verdadero Stress Positivo en desafíos que retan realmente a los profesionales, alejándose de las malas vibras y gestionándose con cuidadosa inteligencia emocional, sus desenvolvimientos en los escenarios corporativos se alejan sistémicamente de dolencias y hasta de indeseables enfermedades terminales, por estar gestionando o haciendo (por largos períodos de tiempo) algo que -objetivamente- no les gusta.
¿Por dónde empezar a medir la felicidad que actualmente tienes en tu chamba? ¿Se puede medir eso?
De hecho, lo que se puede es virar -planificadamente- a otro sector o compañía que me ofrezca lo que, para mí, es en mi concepto más profundo: ser feliz en un trabajo. Tarea que se torna imperativa para aquellos que quieren alejarse de los trabajos improductivos o sin proyección de carrera o, inclusive, soportando un ambiente que realmente le disgusta o hasta aguantando cotidianamente a un Irracional Jefe.
Pero, a todo esto, ¿qué es la felicidad?
Decía el gran Séneca que “la Felicidad era como las amapolas que florecieron en ese campo de trigo. Habíamos sembrado el trigo, no esperábamos que aparecieran las Amapolas, pero éstas florecieron…”
¿Quién hizo que las Amapolas florecieran?
La Felicidad es, en suma, sembrar el trigo, no esperando que aparezcan necesariamente las Amapolas, llenos de ansiedad o corriendo tras ella, sin rumbo claro… Pero sí guardando la Esperanza en el corazón… que, si sembramos bien, siempre existirá la posibilidad que las Amapolas florezcan en nuestras vidas…
¿De qué depende?
¿De un orden, una providencia o del universo…?
¿Cómo llamarlo…?
Como advirtió Kant, toda acción recta implica un resultado que, por definición, debe ser correcto.
Haciendo lo correcto, sembramos el trigo y, de hecho, alguien se encargará de los resultados, pues siempre habrá alguien más poderoso que velará porque las Amapolas florezcan en tu vida.
Para algo has sido llamado y sencillamente “eres el que eres”.
Por ello, sigue tu corazonada, siempre ten sueños, ilusiones, una esperanza. Pues es en esos espacios en donde cabe y se aloja la verdadera felicidad.
El amor por la familia o un bello atardecer o tu desayuno diario con un delicioso café mañanero o solo matarte de la risa con tus amigos… siendo sencillamente FELIZ, es lo que debes buscar más, ya que esas experiencias serán los más efectivos acicates que apuntalarán esa nueva visión de “procurar ser feliz en donde Dios nos ha puesto”. Tómalo como un nuevo Paradigma de Vida, en esa noble Misión de ser Feliz, con Valentía y Determinación.
Total, Dios por algo te habrá hecho así; siendo que, sin duda, Él siempre sabe más.
Pero si, a pesar de todo, el Camino se te presenta adverso, piensa en que no necesariamente eres tú, sino el Camino… por lo que debes seguir andando, con buena FE y enérgico Optimismo.
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