Gestionar el Compromiso hoy en Nuestras Organizaciones

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Por: José Pedro García Miguel (España)
Director del "Excellence Research Institute"

 

Para empezar, definamos compromiso:

El compromiso es una actitud de la persona que pertenece a una empresa y que consiste en tener un vínculo de lealtad hacia la misma y un sentido profundo de la responsabilidad, para conseguir realizar la visión de empresa teniendo en cuenta la misión de la misma y poniendo en práctica todos los días sus valores (o cultura corporativa, con respecto a los cuales se siente alineada). Se definiría en una sola palabra: QUIERE 

¿Qué diferencia hay entre una organización donde sus personas están comprometidas, y otra donde no lo están?

Básicamente, tenemos dos diferencias fundamentales hoy para una empresa del siglo XXI: la diferencia abismal en productividad entre una empresa “comprometida” y otra que no lo está (refiriéndonos a sus personas) 

Y por otra parte, otro factor no menos importante: el factor humano. En una empresa donde se generan las condiciones para que la gente esté comprometida, se está velando por cuidar a las personas, por atenderlas, y por generar un genuino equilibrio entre la organización y los miembros que la conforman, de manera que se generen sinergias que beneficien a ambos. 

Posiblemente este ha sido el gran factor clave olvidado en el siglo XX. Pero hoy, en nuestras organizaciones, no nos podemos permitir que no haya compromiso, porque del grado de compromiso devienen la calidad y duración de los resultados. La vida de la empresa está en manos de las personas que la conforman, y si estas “quieren”, se conseguirán cosas. Y si no quieren, no se conseguirán. 

Por eso hay que facilitar que la gente desee comprometerse. Ahora viene la pregunta más interesante. ¿Y cómo se hace? Porque hasta ahora se tenían en cuenta solo dos factores: que las personas supieran (tuvieran los conocimientos necesarios para el desempeño de su labor) y pudieran (que tuvieran los medios materiales y recursos para conseguir ese desempeño. Hoy el factor clave en cambio, se ha trasladado al “QUIERAN”: que las personas se comprometan, porque así lo desean. Y este deseo, que tiene un fuerte factor emocional, deviene fundamentalmente de apostar por 5 factores:

– La empresa es la primera en ofrecer el compromiso de cara a sus miembros. No lo pide primero.

– Se gestiona desde un clima de confianza, “no miedo” en palabras de Pilar Jericó, donde se prima el potencial sobre el desempeño, y por ende, que aflore el talento.

– Como consecuencia, hay transparencia en la comunicación.

– Y se es congruente por parte de la organización con respecto a la línea fijada de acción (visión), al “para qué” o sentido del proyecto (misión) y a los criterios clave que forman la cultura de la empresa (valores).

– Dentro de estos valores, la preocupación por el respeto a las personas, el apoyo, la escucha, el primar la iniciativa, y la honestidad, serán los eslabones que generen un fuerte sentido de la lealtad en nuestra gente, de compromiso, y de vinculación a nuestro proyecto empresarial. 

¿Y en manos de quien está que este compromiso, o las condiciones del mismo, se den en la organización?

En manos de sus líderes, al 100%. Por eso, la calidad del liderazgo se ha convertido en la clave de la productividad de las empresas del siglo XXI. Y para ello necesitamos líderes que alienten a las personas, crean en ellas, y se preocupen genuinamente de quien son, y qué quieren, de su desarrollo profesional y personal, de su aprendizaje, y en definitiva, que dediquen su tiempo a hacer aquello para lo que se les paga: facilitar que los miembros de la organización saquen lo mejor que llevan dentro, darles dirección (un buen “para qué) en un clima de compromiso, y retarles en un “challenge” donde el equipo tendrá la responsabilidad  de conseguirlo, y el mérito de haberlo hecho. 

“El liderazgo es el arte de conseguir que alguien haga lo que quieres que haga porque quiere hacerlo” Dwight D. Eisenhower

 

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