Por Yamile Cárdenas – analista legal y política
Las empresas no se opondrían a pagar indemnizaciones superiores al máximo actual de 12 sueldos por despido arbitrario, propuesta que se debatirá en el Congreso. Éstas prefieren otorgar una indemnización más alta en lugar de reponer a un trabajador despedido.
La congresista Úrsula Letona presentó dos proyectos de ley:
- Uno plantea cambiar la Constitución para que la reposición sólo proceda en casos de despido nulo.
- El otro propone eliminar el límite para el pago de dicha indemnización. Sus propuestas van en contra del precedente vinculante del Tribunal Constitucional.
En el 2001, se estableció que la indemnización de 12 remuneraciones una de las más altas de Latinoamérica no es suficiente para reparar un despido, por lo que dejó a criterio del trabajador optar entre la indemnización o reposición.
Indemnización más alta
Si la empresa no desea contar con el trabajador, la coexistencia y el clima laboral al interior nunca será óptimo. La posibilidad de que exista reposición en todos los casos de despido, excepto por falta grave, genera que la empresa negocie con los trabajadores y termine pagando montos mayores a los 12 sueldos, afirma José Malca, gerente de recursos humanos de Buenaventura.
Incluso en el sector público, el Banco Central de Reserva (BCR) hasta el 2014 se vio obligado a reponer trabajadores para acatar las resoluciones judiciales. La entidad tuvo que otorgar licencias con goce de haber a dichos empleados; caso contrario, hubiesen tenido que realizar labores inexistentes.
El impacto de las reposiciones en las pequeñas y medianas empresas sería mayor. “Cuando se despide a alguien es porque el trabajo que debe hacer ya no existe. Reponer un trabajador por obligación destruye el emprendimiento”, comenta Fernando Calmell, presidente de la Asociación de Emprendedores del Perú.
Si bien eliminar la reposición, salvo despido nulo, es una reforma que el empresariado viene esperando hace muchos años, eliminar el tope a las indemnizaciones no es adecuado, opina Lazarte, pues las empresas deben tener predictibilidad sobre lo que va a pasar.
Fuente: Semana Económica