La capacitación en Prevención de Riesgos, elemento fundamental

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Por Lic. Diana Granados Terán, Spécialisée en Environnement et Sécurité EMA, Gerente General de QHSE SERVICES

La formación es uno de los elementos fundamentales del sistema de gestión preventiva en la empresa. Desde una perspectiva legal se previene que ésta ha de estar referida a la prevención de riesgos laborales generales y específicos del sector donde se trabaja y la actividad que se desempeña, ser teórica y práctica, impartida a toda la planilla, suficiente al objetivo de prevención que se persigue, adecuada a los riesgos, a los trabajos específicos, a las características personales y profesionales del trabajador, continua, especifica y gratuita.

Según la Ley 29783 en CAPITULO III: ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA DE GESTIÓN DE LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO, Artículo 35. Responsabilidades del empleador dentro del Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo Para mejorar el conocimiento sobre la seguridad y salud en el trabajo, el empleador debe: b) Realizar no menos de cuatro capacitaciones al año en materia de seguridad y salud en el trabajo.

La ley aún sigue dejando un amplio marco de actuación que puede devenir en acciones formativas eficaces o ineficaces dependiendo de su diseño e implementación. 

Es importante que los empresarios sean conscientes que la correcta formación en materia de prevención de riesgos laborales tiene un real impacto positivo en la mejora de habilidades, conocimientos y actitudes de los trabajadores.

Y que el facilitador (nombre correcto para el formador) necesita las habilidades y destrezas comunicativas propias de laenseñanza de adultos pero también los requerimientos específicos de seguridad y salud que sean necesarios en cada caso.

Los programas formativos han de ser sencillos y de corta duración. No hay evidencia de que programas iniciales complejos y de gran duración sean más efectivos. En cambio, es fundamental prever la formación continua. Una formación inicial no es suficiente si no va acompañada de acciones de recuerdo, refuerzo y profundización posteriores.

La formación ha de ser específica. Es interesante programar módulos de formación básica generalista tipo inducción, pero ésta se ha de complementar necesariamente con las herramientas de aplicación cercanas al trabajador tanto como sea posible.

Las metodologías activas y participativas – talleres- son las más efectivas para la formación en prevención de riesgos laborales. Los métodos activos han demostrado ser hasta tres veces más eficaces.

Se ha demostrado que si la información se presenta de manera verbal y visual al mismo tiempo permanece en el recuerdo de los nuevos aprendizajes, lo que sugiere la eficacia de los medios audiovisuales. Utilizar imágenes y presentaciones reales de la propia empresa se puede considerar una buena práctica.

La evaluación de las acciones formativas debe incluir varios niveles y ha de ser abordada a lo largo de todo el proceso formativo. Uno de los elementos claves del proceso es la evaluación del propio facilitador.

Para medir la eficacia de la formación se deben valorar diversos aspectos: los cambios en los conocimientos y comportamientos de los trabajadores, el impacto de la formación y el retorno de la inversión.

 
 

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