La espiritualidad en las empresas

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Por Faustino Vicente, Consultor de Empresas y de Organismos Públicos, Profesor y Abogado

El mundo de los negocios ha sido extremamente competente en el marketing de cada uno de los meses del año, comenzando con el año nuevo, el carnaval, el día del cariño, semana santa, día de la madre, vacaciones de medio años, día del padre, día del niño y finalmente Navidad, la fiesta magna del occidente cristiano. A pesar de que el objetivo mayor sea el lucro, esas promociones acaban generando empleos, aumentando la masa salarial y mejorando la calidad de vida de las personas.

Sabemos que el progreso material del mundo ha sido fantástico. Por eso resultan todavía más desalentadores los índices de evolución en términos de relación interpersonal. ¿Un ejemplo? Un reciente estudio de OIT (Organización Internacional del Trabajo) revela que la violencia en el ambiente de trabajo, incluyendo prepotencia, acoso sexual y agresión física, puede estar costando entre 0,5 % y 3,5 % del PIB, en ausentismos, permisos médicos y pérdida de productividad. Los daños psicológicos pueden ser irreparables. Los descubrimientos científicos y las innovaciones tecnológicas llevaron al hombre hasta las profundidades del océano y lo hicieron posar suavemente sus pies en la luna, pero todavía han sido insuficientes para que el ser humano supere su mayor desafío: amar al prójimo como a sí mismo.

La lectura de la Biblia por parte de dirigentes y funcionarios en las empresas es una excelente oportunidad para reflexionar sobre el capital y el trabajo, lo económico y lo social, el prejuicio y el respeto, el poder y el cuestionamiento, la instrucción y la educación, lo material y lo espiritual, el éxito y la felicidad, lo individual y lo colectivo, la razón y el corazón, en fin entre trabajar y trabajar con agrado.

Estos cuestionamientos deben despertar nuestra percepción hacia valores subyacentes, que deben agregar mejorías en el clima organizacional de las empresas, del ambiente familiar y del índice de desarrollo humano de las naciones. La armonía entre lo material y lo espiritual forma parte de la coexistencia pacífica entre los pueblos.

Para la clase empresarial la espiritualidad puede formar parte del planeamiento estratégico de la organización, haciendo que exista un plano de acción que incentive el intercambio de informaciones y experiencias sobre el tema entre sus dirigentes y funcionarios. Misión, visión, valores morales y normas de procedimiento contenidos en la Biblia contribuirán a que las empresas logren la excelencia en la gestión. Los principios de responsabilidad social, actualmente de moda en la gerencia, cómo motivar a las personas, ejemplos de liderazgo, trabajo en equipo, descentralización del poder, comunicación, entrenamiento, y hasta procesos operacionales y administrativos para la normalización están contenidos en ese Libro Sagrado. El desarrollo del marketing religioso interno incentivará la adhesión (voluntaria) de las personas. Investigaciones, lecturas, reflexiones y estudios sobre las virtudes morales y teologales, proverbios, crónicas, oraciones, salmos y parábolas son fuentes inagotables de saber y de equilibrio emocional.

Ya que la ignorancia es la causa principal de la pobreza, nunca está por demás una relectura sobre lo que es la educación: Proceso de desarrollo de la capacidad física, intelectual y moral del niño y del ser humano en general, promoviendo su mejor integración individual y social.

El equilibrio armónico entre la capacitación técnica, la habilidad ecléctica y la conducta ética forman la infraestructura de sustentación de una sociedad más justa económica y socialmente.

Ya que vivimos en la era del conocimiento, nada más estratégico y emprendedor que la inclusión de la espiritualidad en la gestión de las empresas, lo que nos lleva a creer que, si leyéramos, reflexionáramos y vivenciáramos las enseñanzas contenidas en la Biblia, seríamos mucho más felices y, de paso, mucho más prósperos.

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