La importancia de mantener el equilibrio entre el trabajo y la familia

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Por Karim Del Aguila, HR Head Perú y Ecuador at Siemens

Con la llegada de la pandemia de la Covid-19, muchas empresas se vieron en la necesidad de adecuar sus modalidades de trabajo y adaptarse a un nuevo requerimiento que en muchos casos no había sido contemplado. El desarrollo de las actividades laborales de forma remota si bien tuvo como principal objetivo salvaguardar la vida y salud de los colaboradores, activó también un nuevo foco que debía ser atendido en las organizaciones. Es así como el “Home Office” tuvo que adecuarse para demostrar que como seres humanos nuestra capacidad de adaptabilidad nunca se acaba.

Esta modalidad que en su concepción buscaba ofrecer una mayor calidad de vida y equilibrio entre el ambiente laboral y personal, en una coyuntura pandémica se alejó de ese fin y más bien generó un desbalance e incluso, en algunos casos, una invasión de este espacio que tanto se buscaba recuperar. Asimismo, la flexibilidad horaria dejó de representar un beneficio como lo era en un entorno normal, pues, esta misma en algunos casos generó desequilibrio entre las obligaciones laborales y las necesidades familiares. Cuando se trabaja desde casa, es difícil diferenciar cuándo termina el trabajo y empieza nuestro espacio personal y privado. 

Ahora trazar la línea entre el modo trabajo y el modo hogar resulta muy complejo, porque ambos se desarrollan en el mismo espacio físico. De esta manera, el trabajo remoto no solo está afectando el bienestar de los colaboradores y sus familias, sino también la productividad de las empresas. Las personas pueden llegar a atravesar una tensión psicológica, irritación frecuente y estrés, lo que en la empresa se traduce a un mayor ausentismo, menor satisfacción laboral y menor compromiso.

Por ello, las compañías deben ser conscientes que el bienestar de las personas está directamente relacionado con su rendimiento y que los colaboradores son más productivos cuando las necesidades de la vida familiar y personal están resueltas.

Una forma de contribuir a equilibrar esta balanza es adoptando modelos más flexibles y empáticos con sus demandas, sobre todo en este contexto. Empoderar a los colaboradores para bloquear su agenda cuando tienen que resolver temas familiares o que evalúen sus prioridades para programar las tareas que ellos consideran pueden resolver cada día, es el primer paso. Como resultado, la empresa estará proporcionando calidad de vida para sus equipos lo que permitirá también satisfacer las expectativas en el trabajo.

Karim Del Aguila

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