Por Melissa Estrada, Licenciada en Psicología con 14 años de experiencia en el área organizacional y educativa
El éxito en el desempeño de un puesto de trabajo es medido por los buenos resultados obtenidos, pero gran parte de éstos se deben a las funciones ejecutivas que permiten una rápida adaptabilidad a la posición y a las modificaciones del entorno; una fácil comprensión de las nuevas exigencias; así como un adecuado relacionamiento con los compañeros de trabajo.
Las funciones ejecutivas son habilidades y procesos cognitivos que se encargan de la autoregulación, adaptación y resolución de problemas que influyen tanto en la actividad cognitiva como en la emocional, apoyando el procesamiento de la información y el control de la conducta. Algunas son consideradas básicas, tales como, la flexibilidad cognitiva, la inhibición de la respuesta y la memoria de trabajo; y otras, derivan de las primeras, tales como, la planificación y la organización.
La región del cerebro encargada de gestionar las funciones ejecutivas es la corteza pre-frontal, dentro del lóbulo frontal. Al respecto, corresponde apuntar que las conexiones neuronales permiten interactuar y apoyarse muy de cerca con estructuras cerebrales como el hipocampo, el cerebelo, los ganglios basales y el sistema límbico. Además, cabe señalar que el mayor desarrollo de la corteza pre-frontal se da entre los seis (6) y ocho (8) años; sin embargo, no termina de madurar hasta la edad adulta, aproximadamente, a los veinticinco (25) años.
Si bien las funciones ejecutivas son habilidades que todos poseemos, todo buen líder debe conocerlas y comprenderlas, porque permiten evaluar adecuadamente el desempeño del trabajador.
A continuación, describimos algunas de las funciones ejecutivas:
- La flexibilidad cognitiva es la capacidad para adaptarse, modificar o cambiar nuestra conducta, acciones o pensamientos.
- La inhibición de la respuesta es el freno voluntario de un comportamiento espontáneo que ha sido motivado por un estímulo. Existe la inhibición conductual, relacionada con el control motor, y la inhibición cognitiva, que repercute en otras funciones ejecutivas. De esta función se deriva el autocontrol.
- La memoria de trabajo es la capacidad que tenemos para almacenar información, verbal y no verbal, de manera temporal, y procesarla.
- La planificación es la capacidad de fijar objetivos y realizar una secuencia de acciones para conseguir una meta. Nos permite organizar y anticipar. Como función ejecutiva secundaria tenemos el establecimiento de metas y el inicio y finalización de tareas.
- La toma de decisiones consiste en escoger una opción entre varias alternativas, permitiendo analizar ventajas y desventajas de éstas.
- La fluidez verbal es la capacidad de generar información nueva que nos permita resolver problemas a partir de un conocimiento previo.
- El control atencional es la capacidad de filtrar las distracciones y enfocarnos en una persona o situación por un período de tiempo deseado. Otras funciones ejecutivas que se desprenden de ésta es la monitorización y el cambio.
Por todo lo expuesto, es importante que recordemos que la plasticidad del cerebro nos permite re-aprender o modificar, según la necesidad, una habilidad o capacidades. Por ende, si se observa un retroceso o pérdida de cierta habilidad en un colaborador, es muy importante diseñar un plan de recuperación que le permita desarrollar nuevamente dicha habilidad.
Sobre la autora:
Melissa Estrada Periano
Licenciada en Psicóloga por la Universidad Femenina del Sagrado Corazón (UNIFE) con 14 años de experiencia en el área organizacional y educativa. Es facilitadora certificada en disciplina positiva. Ha trabajado como terapeuta, así como en el sector privado. Con amplia experiencia en capacitación y manejo de grupos.
SUSCRÍBETE a InfoCapitalHumano y entérate las últimas novedades sobre el sector de Recursos Humanos. Conoce más en el siguiente link: https://bit.ly/2Ot6KZm