¿Qué podemos esperar del trabajo post pandemia?

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Por Martín Pando – Director de Recursos Humanos Latinoamérica Sur de Kimberly-Clark

A principios de 2020, la costumbre para la mayoría era trabajar en una oficina de lunes a viernes o, al menos, cuatro días de la semana. La pandemia hizo que esa rutina cambie y situó al home office como la nueva normalidad. No obstante, el futuro nos plantea otro desafío: readaptarse al trabajo presencial; lo que se traduce en una resignificación de la oficina como tal.

Las nuevas rutinas laborales serán una combinación de trabajo remoto y asistencia esporádica a la oficina, las tareas más operativas y rutinarias ya no van a ocupar espacio en ellas, más bien, quedarán para los momentos de concentración del home office. Este modelo híbrido definirá el propósito de los lugares de trabajo, que pasarán a ser en su mayoría ‘Usinas de Ideas’, espacios donde los equipos compartan, interactúen y colaboren. Este concepto, poco conocido, ya existía, pero su importancia se acelera frente al contexto actual. Las oficinas están en la transción de ser un lugar donde se puedan encarar los proyectos con una mentalidad disruptiva y un espíritu colaborativo.

Sin embargo, Óscar Salinas Chalco, psicólogo del Hospital Guillermo Almenara del Seguro Social de Salud (EsSalud) informó que desde el inicio de pandemia el estrés ha aumentado en un 70% entre los peruanos,  siendo una de las causas las largas sesiones de teletrabajo que se realizan desde el hogar. Esto despertó nuestra necesidad de buscar alternativas que propicien el bienestar de nuestros trabajadores dentro y fuera de la compañía. Ahora más que nunca es importante contribuir a la salud física y emocional de nuestros colaboradores ya que cada vez resulta más necesario para potenciar la motivación, el compromiso y la productividad de los equipos.

De este modo, y en el contexto de nuestra Semana de Bienestar, actividad que reunió en forma virtual a más de 3,500 colaboradores de K-C de Sudamérica, reconocemos que somos co-responsables de velar por el bienestar de nuestros equipos con una mirada amplia, más allá de lo laboral. Pusimos a su disposición diferentes herramientas y talleres para que cada uno mejore sus vidas e impacte en las de quienes los rodean, sean sus equipos de trabajo o sus familias.

Por otro lado, dentro de los equipos ya no hablamos solo de millennials, sino también de la generación Z, dos generaciones que tienen pensamientos e ideas disruptivos, que llevan la diversidad en su esencia y valoran la multiculturalidad y la inclusión. Esto nos facilita impulsar programas y prácticas de equidad de género y diversidad con mayor naturalidad; por ejemplo, el programa Reverse Mentoring, donde estimulamos este intercambio generacional. Personalmente, me enorgullece ver cada vez más personas que llevan la inclusión como estilo de vida, ya que creo que todos tenemos algo para aprender del otro.

Cierro puntualizando que es fundamental considerar el cuidado de las personas que forman parte de la empresa, como su valor principal. Debemos mantenerlos en el centro de lo que hacemos, tanto a ellos como a nuestros consumidores, y tomar un rol activo en el desarrollo de su bienestar. En esa misma línea, considero que el éxito de una compañía puede ser posible, a través de la colaboración de las personas, sumado a una cultura de trabajo en equipo, creatividad y mentalidad ganadora.


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