Por Iris Reyna – Consultora Asociada de Real Time Management
En una de sus investigaciones, Jeff Gothelf (HBR, 2014) pregunta a un grupo de gerentes si sus organizaciones son ágiles, la mayoría responde que sí, sin embargo al ahondar un poco más, queda claro que esta agilidad comienza y termina con equipos de desarrollo de productos y/o software, mientras que áreas como finanzas o recursos humanos, siguen haciendo las cosas de manera tradicional.
Cuando se intenta desarrollar un proyecto de innovación, se requiere de todo el soporte de una organización, y es ese el momento donde empiezan los problemas, pues las áreas que continúan trabajando de forma tradicional, se convierten en un lastre.
Cuando hablamos de agilidad organizacional nos referimos a la capacidad que tiene toda la empresa para adaptarse a las nuevas demandas del entorno antes que otros competidores. Por lo tanto, ¿cómo puedes saber si tu empresa está siendo suficientemente ágil? Pues cuando esté delante de la competencia y marcando la pauta de lo que se debe hacer.
Ahora bien, la agilidad en una organización es relativa, pues no es lo mismo ser ágil en una empresa minera que en un fabricante de software, en un ministerio público que en una empresa de marketing. Cada sector tiene su propia velocidad de cambio. Lo importante al momento de implementar es que todas las áreas de la empresa puedan asimilar la velocidad de cambio requerida.
Más allá de las diferencias sectoriales mencionadas, comparto algunas características comunes que caracterizan a las empresas ágiles:
- En la empresa, todos comprenden el concepto de agilidad organizacional y su importancia para sobrevivir ante las transformaciones del sector.
- Los colaboradores que interactúan con los clientes tienen comunicación directa con los gerentes de primera línea, apoyo de sus pares y alto empoderamiento para tomar decisiones.
- Gerencias, colegas y colaboradores trabajan como un solo equipo; se valora toda información que los colaboradores traen de clientes, proveedores, competidores, etc.
- Todo el personal está continuamente buscando nuevas formas de hacer las cosas de manera excelente.
- Todos los colaboradores están motivados a participar constructivamente de los equipos de mejora e innovación planteando sus ideas sin temor.
- Las decisiones se toman cerca del cliente y de la manera más colectiva posible.
- Los procedimientos son los mínimos necesarios, así como los procesos y la burocracia.
- La empresa cuenta con diversos equipos de mejora e innovación que buscan permanentemente darle más agilidad a la organización.
- Se cuenta con recursos destinados a proyectos de mejora e innovación.
- El aprendizaje es continuo y la capacitación al equipo es altamente valorada.
Para convertirse en una organización ágil se requiere de un fuerte cambio cultural. Es decir, de un cambio significativo en las formas de trabajo y en la manera en la que se relacionan las personas. Algo perfectamente posible con la estrategia y liderazgo adecuado.
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