Por Lourdes Sánchez Lavanda – Licenciada en Comunicación y Periodismo
Hace una semana, para ser exacta el pasado jueves 10 de enero, el trabajo de investigación que realicé para obtener mi título de licenciada se hizo viral, luego de una publicación que hiciera una página de sátira en Facebook.
La portada de mi tesis fue expuesta sin reparo, al igual que mi nombre, el de mi asesor y el de la universidad donde estudié. Pero ¿qué era lo controversial para que se volviera viral? El título que había elegido. O, mejor dicho, el título que, leído parcialmente, se prestaba para el escarnio.
A raíz de esto, se cuestionó no solo el aporte de mi investigación para mi carrera o para la sociedad, sino también se puso en tela de juicio mi capacidad intelectual, se criticó mi imagen, mi reputación y mi futuro como profesional.
¿Qué tanto sabían de mí aquellos que opinaban sobre la publicación? Lo mismo que yo sabía sobre la mayoría de ellos: poco o nada; sin embargo, se registraron más de 4,500 comentarios, la publicación se compartió 2,222 veces y generó 8,033 reacciones. No había duda que estaba frente a un contenido viral, que había empezado a circular en medios web y que era protagonizado por mí, sin haberlo querido ni mucho menos pedirlo.
Para mí, siguiendo la lógica Usted S.A, estaba frente a una crisis reputacional y tenía que actuar con la misma capacidad de reacción que demanda cualquier crisis de este tipo en una empresa.
Como ya han pasado varios días y la marea, a mi parecer, ya bajó y está bajo control, me animo a hablar del tema por esta red profesional, pero desde otro ángulo, tratando de sacar un aprendizaje profesional de esta situación que me gustaría compartir con ustedes, porque lo considero de bastante utilidad.
Créanme, nunca está de más prepararse para una situación como la que tuve que afrontar y que yo misma decidí manejar con el apoyo de una amiga y de mi ex centro de estudios.
Aquí les dejo algunas reflexiones:
- Al igual que las empresas, los profesionales debemos estar preparados para enfrentar una crisis. En mi caso, se me cuestionó como profesional y como persona. No contaba con un manual de crisis, pero sí con los conocimientos y el criterio necesario para poder hacerle frente, actuar rápido y salir airosa.
Por ello, considero válido elaborar un protocolo propio donde, al igual que en una organización, incluya un monitoreo de cómo, cuándo y dónde empezó la crisis incluyendo, en mi caso, todo lo que hice y lo que debí hacer.
Los invito a hacer el suyo y que prueben con situaciones tentativas en las que se verían involucrados. Por ejemplo, un malentendido en la aplicación de una norma, un error al momento de la publicación de un estado financiero, una acusación pretenciosa de plagio, entre otros casos hipotéticos. Recuerden que hoy en día cualquier información puede hacerse pública y viral.
2. Los profesionales debemos estar seguros y hacernos 100% responsables de lo que hacemos y decimos. Ya sea por un encargo del trabajo o, más aun, si se trata de un trabajo de investigación, debemos ser rigurosos, serios y éticos.
El “hacer por hacer” puede traer consecuencias irreversibles a nuestra reputación profesional, podemos perder credibilidad y respeto que, desde mi punto de vista, es como estar muerto para el mercado laboral. Ahora, el estar seguro de lo que se ha hecho se percibe, te genera tranquilidad y te permite pensar con mayor claridad, por ende, puedes tomar decisiones más asertivas.
3. Entrénate para salir en medios de comunicación. Si bien como comunicadora he recibido entrenamiento para desenvolverme en dichos espacios y tengo la habilidad para hacerlo, es necesario recordarles que la práctica hace al maestro. No hay necesidad de ser un comunicador o de hacer una gran inversión en un media training, sería lo ideal, sí, pero es mejor ir paso a paso para sacarle mayor provecho llegado el momento.
¿Cómo empezar? Podrías tomar 10 minutos de tu tiempo para practicar una entrevista frente al espejo. Revisa el periódico, busca una entrevista que llame tu atención y responde las preguntas como si te las estuvieran haciendo. También podrías pedirle a algún compañero que te grabe cuando hablas en público, ya sea en una exposición, en un evento de integración, etc.
Lo importante, en cualquiera de los casos, es que te observes, escuches tu voz, mires tus gestos y repares en la imagen que proyectas. No olvides que todo el tiempo estás dando mensajes: desde el color de ropa que eliges hasta los gestos que haces cuando te toca comer algo que no te gusta.
4. No pierdas el foco. Si te enfrentas a una situación inusual como una crisis, desconéctate un momento para ordenar tus ideas. Respira. Lo necesitarás, créeme. Identifica lo que opinas tú sobre lo que hiciste, lo que el resto dice de ello y lo que quieres decir.
Debes priorizar los mensajes que dirás y centrarte en ellos sin dejar de ser tú, también ten en cuenta si hay más involucrados en la crisis para que puedas contactarlos y alinear mensajes, del mismo modo identificar a quienes podría afectarles la situación. Por eso, podrías tener tu propio mapa de actores involucrados.
En mi caso, por ejemplo, sabía que eran mi familia, el asesor de mi tesis, la universidad donde estudié, mi centro de trabajo, mis amigos, entre otros. Del mismo modo, al momento de definir tu postura frente a la situación puedes alinear tus valores como persona y como profesional, analizando qué tan coherente eres con lo que haces y dices y así tu discurso (tus descargos) será mucho más potente y sincero, pues no estarás tratando de impresionar a nadie, solo serás tú mismo y se nota.
5. (Bonus Track) No te avergüences de lo que cuestionas. Los profesionales debemos ejercitar nuestro cerebro constantemente, más aun si nuestro trabajo está ligado a la creatividad, eso nos permite ser más tolerantes ante lo diferente, pensar un poco más antes de actuar y reflexionar antes de juzgar (así seas tú mismo el que se está juzgando).
Escúchate, sé curioso, investiga, cuestiona, busca respuestas, no te limites. No a todos les gustará lo que quieras hacer, pero es más importante que te guste a ti, que te sientas seguro y te comprometas con la causa. Ser un profesional disruptivo hoy en día es más valorado y, así no lo fuera, precisamente por este tipo de pensamiento es que hoy en día podemos viajar aviones y ya no hay necesidad de usar celulares del tamaño de un ladrillo.