4 pasos para dejar los hábitos que nos impiden progresar

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Un hábito es algo que repetimos de forma continua y pueden ser buenos o malos, en el segundo caso, acaban perjudicándonos y limitando nuestra voluntad. Algunos de esos malos hábitos derivan en adicciones, pero no siempre revisten formas tan graves. En ocasiones son aparentemente sencillos pero que, inconscientemente, nos llevan a hacer algo que nos disgusta y nos impide progresar.

El experto mexicano Víctor Hugo Manzanilla, responsable de Liderazgo hoy, se refiere a ellos en uno de sus podcasts como “hábitos tóxicos” relacionándolos con todos aquellos que nos impiden avanzar porque se apoderan de nuestra voluntad, “parece que tienen más fuerza que nosotros”, agrega. 


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Manzanilla define el hábito como un patrón neuronal que se configura en nuestro cerebro. Sin embargo, entiende que de la misma manera que se crea un patrón neuronal, pueden eliminarse y sustituirlos por otros que, en lugar en entorpecernos, impulsan nuestro avance. En esta línea indica 4 pasos que conviene seguir en orden para dejar atrás los que obstaculizan nuestro camino:

  1. Visualiza claramente el peor escenario. Es decir, ponerse en la peor situación a la que podría conducirnos ese mal hábito. Lo que se persigue con ello es disociar la sensación de placer inmediato que recibes con un mal hábito como relajación/cigarrillo, por ejemplo, y relacionarlo con el dolor, ese que nuestro cerebro busca evitar. El hábito dejará de ser así sinónimo de placer, motivo por el que acaban arraigando, a implicar destrucción. Así es como poco a poco irás reprogramando tu cerebro.
  2. Romper el patrón cerebral de una manera drástica. Un patrón cerebral implica reaccionar siempre de la misma forma ante un determinado factor desencadenante que parte de las emociones. La manera que propone Víctor Hugo Manzanilla para romper con estas cadenas es buscar alguna actividad que experimentes físicamente y que sustituya a esa reacción incontrolada. Valga una ducha fría, salir a correr o incluso propinarte a ti mismo el puñetazo que ibas a dar sobre la mesa. Tiene que ser algo drástico y físico, advierte, tiendo en cuenta que no va a ser algo que vayas a hacer de por vida porque igual a la cuarta o quinta ducha fría ya es suficiente para romper el patrón.
  3. Reemplaza tus pensamientos por algo placentero. Pero romper el patrón cerebral no es suficiente si ello lo acabas relacionando con el sufrimiento. Por eso el siguiente paso es reemplazarlo inmediatamente por algo positivo, esté o no relacionado con el hábito. Por ejemplo, si optas por salir a correr para rebajar la tensión lo recomendable es que, en lugar de hacerlo reconcomido por lo que acabas de vivir intentes evocar momentos y cosas agradables de tu vida que reemplacen el malestar.
  4. Crea un ambiente de soporte. Este paso no siempre es necesario, pero cuando detectamos que esos patrones erróneos se repiten en determinados ambientes, a veces es preciso aislarse de ellos durante un tiempo hasta sentirse con fuerza suficiente como para evitar recaídas. No obstante, construir, crear y definir ese nuevo ambiente a veces conlleva alejamiento o ruptura de determinadas personas, si quienes te rodean no están dispuestos a ayudarte en ese camino hacia el cambio.
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