Por Carolina Bejar – Consultora internacional de estrategias en imagen, especialista en empresas y ejecutivos de negocios
Mucho se habla de la desaparición del traje y la corbata en el ámbito laboral, pues hoy en día se están adoptando tendencias como el caso del “business casual” o el “casual Friday” que han ido en aumento en los últimos años dando mayor libertad a los hombres de elegir una vestimenta más relajada para ir a la oficina.
En relación con lo anterior, ha sido tal el impacto que Marks & Spencer, el minorista de ropa masculina más grande del Reino Unido, afirma que estaba recortando sus gamas de ropa formal y el espacio dedicado a la venta de trajes, apuntando a una caída del 7 % en todo el mercado en las ventas de esta vestimenta.
Incluso se ha sostenido que el uso del traje es a causa de una tendencia generacional, ya que los hombres más jóvenes se apegan a lo que está de moda y al mismo tiempo se sienten más seguros de elegir distintos atuendos, lo que los independiza de la vestimenta formal, tal como asegura Chloe Collins, analista de GlobalData.
Otro factor a tomar en cuenta es el presupuesto que se tiene destinado para comprar el traje, pues cabe mencionas que se ha incrementado el trabajo independiente y el home office, lo que ha reducido el uso de la vestimenta formal en lugares de esparcimiento, razón por la cual los hombres deciden invertir en prendas que les puedan dar mayor diversidad de looks con varias piezas en lugar de un solo traje.
Sin embargo, la prenda de poder por excelencia sigue siendo el traje. De acuerdo con Eric Musgrave, autor de Sharp Suits (Trajes Afilados), “el traje sigue siendo una señal de que eres respetable y poderoso. Es el uniforme de las personas que manejan el mundo”.
Además, la ropa que llevamos puesta influye de manera importante en nuestra eficiencia en el trabajo. En un estudio realizado por científicos de la Universidad de Columbia y California afirman que cuando las personas utilizan una vestimenta más formal, aumentan su productividad al sentirse más seguros de sí mismos, considerarse más competentes y actuar conforme a ello para conseguir sus objetivos.
La directora del Fashion Institute of Technology Museum en Nueva York, Valerie Steele, cree que “la demanda del traje conserva su poder permanente porque tiene connotaciones de modernidad, funcionalismo y estatus”.
Otra de las ventajas de vestir de traje que descubrieron los Psicólogos de la Universidad Northridge es que las personas se vuelven “más hábiles para el pensamiento abstracto, es decir, el poder procesar un panorama más amplio, sin detenerse obsesivamente en detalles menores”, siendo un atributo indispensable para ser exitoso. Además, en este mismo estudio se afirma que es útil cuando se recibe una crítica, debido a que hace una mejor introspección sin que afecte su autoestima.
Recuerda que la ropa que usamos siempre será un indicador de quién eres y qué aspiraciones tienes, por esta razón, Jim Citrin, CEO de Spencer Stuart, firma líder de selección de ejecutivos en EE.UU., aconseja vestirse un poco mejor que todos los demás en la oficina, específicamente un 25 % mejor, esto hará que proyectes mayor liderazgo, destaques de tus compañeros y que seas el candidato ideal para ascender en tu empresa ocupando posiciones de poder.