Los avances tecnológicos han traído nuevas soluciones, aunque también muchos problemas. Uno de ellos es el recurrente contacto con la tecnología. Por ejemplo, muchas veces lo primero que hacemos en el día luego de abrir los ojos es ver qué correos nos han llegado del trabajo o revisar el WhatsApp a ver si llegó el mensaje que esperabas desde el día anterior.
Si estas situaciones te han pasado y te genera una sensación de ansiedad es muy probable que estés “tecnoestresado”, según BBC Mundo. Pese a que el estrés tecnológico no es nuevo es cada vez más recurrente en las personas.
Según la psicóloga Michelle Weil y el educador Larry Rosen, quienes acuñaron el término en 1997, el tecnoestrés puede tener efectos psicológicos como la adicción.
¿Qué es lo que genera?
Algunos síntomas son la irritabilidad, nerviosismo, ansiedad, dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales, episodios de frustración, falta de concentración, dolores de espalda, trastornos de sueño e insomnio.
«El tecnoestrés es un problema real y reside en la interacción entre el usuario de la tecnología y la tecnología en sí misma», explicó un año después en una conferencia sobre el tema la psicóloga Nina Davis-Millis, quien trabaja para el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos.
Microsoft publicó hace poco un informe sobre el tecnoestrés basado en una encuesta a 20,000 trabajadores en más de 20 países europeos. Los resultados arrojan que la tecnología distrae a los empleados en lugar de hacerlos más productivos en tanto, entre otras cosas, solo el 21% dijo sentirse “muy productivo”.
Una de las afirmaciones más recurrentes es que aseguran que la cantidad de correos electrónicos, mensajes y notificaciones les “abruma y les impide concentrarse”. «Los trabajadores modernos tienen tecnología abundante a su alcance», se lee en el documento. «Pero esa disponibilidad no se traduce necesariamente en impacto».
Las eternas actualizaciones y notificaciones en redes sociales hacen a la gente menos productiva, dice la firma tecnológica. Uno de los peligros más importantes es la idea de que al tener “conectividad constante” hay una expectativa de que los empleados deben responder a todas horas cualquier mensaje.
Según Microsoft, la cultura digital podría mejorar la productividad mediante la gestión de los efectos. Esto incluye, por ejemplo, los tiempos apropiados para responder un email o consultar a los colaboradores si están satisfechos con la tecnología que usan.
«Hay que tener en cuenta las consecuencias involuntarias de implementar una tecnología», le dice a la BBC Cary Cooper, profesor de psicología organizacional en la Escuela de Negocios de Manchester, en Reino Unido, y autor de varios escritos sobre tecnoestrés.
Organismos como el Foro Nacional para la Salud y Bienestar en el Trabajo, en Reino Unido, dicen que el flujo constante de emails es uno de los agentes que más perjudican la productividad de las grandes empresas.
Por eso algunas firmas están poniendo un límite al número de correos electrónicos que pueden enviar para no sobrecargar a los trabajadores, asegura Cooper.