Hacer algo que no nos gusta puede ponernos de malas y mermar nuestra calidad de vida, sobre todo si se trata de nuestras actividades laborales. Un estudio señala que una persona comprometida con su trabajo puede llegar a tener un 202% mejores resultados en su entorno laboral que una persona no comprometida.
Estanislao Bachrach propone en su bestseller En Cambio: Aprende a modificar tu cerebro (Conecta) hacer el siguiente ejercicio de autoconocimiento laboral para detectar oportunidades para conocerte mejor y cambiar en tu trabajo:
- ¿Quién soy y qué tengo? ¿Cuáles son tus intereses, habilidades, conocimiento, contactos personales y profesionales, recursos tangibles e intangibles?
- ¿Qué hago? A partir de quién eres y qué tienes.
- ¿Cómo ayudo? ¿Qué es exactamente lo que hago en mi trabajo para ayudar a otros?
- ¿A quién estoy realmente ayudando? La gente que en su vida personal o en su trabajo te necesita para poder hacer mejor su tarea. Si conoces alguno con nombre y apellidos, anótalo.
- ¿Cómo interactás con otros? Con tus compañeros de trabajo, con tus jefes, con tus empleados, con tus clientes, con tus proveedores.
- ¿Cómo me conocen y cómo entrego lo que hago? Básicamente, ¿cómo se enteran de que puedo ayudarlos? ¿Cómo deciden que me quieren a mi? ¿Cómo mantienes el contacto?
- ¿Qué obtienes? Describe aquí todos tus ingresos y beneficios, incluso los que no son tangibles, como la satisfacción, el reconocimiento y la contribución social.
- ¿Qué doy? Describe que es lo que das en tu trabajo: tiempo, energía, dinero… ¿Qué requiere de ti tu trabajo diario? Desde viajar hasta coste de una conexión de Internet, del abono de tren hasta el estrés, la insatisfacción…
- ¿Quién me ayuda en mi trabajo? ¿Qué profesionales o personas externas a tu puesto de trabajo te ayudan a hacer mejor tu trabajo, te motivan, te aconsejan y te dan oportunidades para crecer?
«Una vez detectados y descritos [ésta es la parte importante] estos aspectos sobre la relación con tu trabajo puedes sorprenderte de cosas tuyas de las que no eras consciente o no tenías muy presentes y detectar oportunidades de mejoras o cambios que quieras hacer», asegura Bachrach. Muchas veces estás tan metido en el día a día de tu trabajo que se te olvida el objetivo último que tiene lo que estás haciendo y que trasciende tu puesto de trabajo.